martes, 20 de mayo de 2014

capitulo del maratom (ultimos caps)

CAPITULO # 107
Hasta él tenía un punto débil. Ahora conocía el rostro y el nombre de la persona que podría hacerle caer de rodillas.
______.
Tenía que apartarse de ella para que estuviera a salvo.
La sintió entrar en la estancia. Abrió los ojos y la vio de pie, en el hueco de la puerta, mirándolo fijamente.
— Ojalá pudiese destruir esta cosa —gruñó al devolver el libro a la mesita.
— Después de esta noche no tendrás necesidad de hacerlo.
Sus palabras le dolieron. ¿Cómo podía hacer esto por él? No soportaba la idea de que alguien la utilizara y aquí estaba él, usándola del mismo modo que lo habían usado a él tantas y tantas veces. 
— ¿Aún estás dispuesta a dejarme utilizar tu cuerpo para que pueda marcharme?
La sinceridad de su mirada lo dejó paralizado.
— Si de ese modo conseguimos que seas libre, sí. 
La siguiente pregunta se le atravesaba en la garganta, pero tenía que saber la respuesta.
— ¿Llorarás cuando me haya marchado?
______ apartó la mirada y él vio la verdad en sus ojos. No era mucho mejor que Paul. Era exactamente igual que aquel egoísta.
Pero, después de todo, era hijo de su padre. Tarde o temprano, la mala sangre siempre hacía acto de presencia. 
______ se dio la vuelta y se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos. Dejó que sus ojos vagaran por la salita. Cuando miró enfrente del sofá, el corazón se le encogió.
Cómo iba a echar de menos las noches pasadas allí junto a ______, escuchando su voz. Su risa.
Pero sobre todo, echaría de menos sus caricias.
Era muy tentador quedarse, pero no podía hacerlo. No había sido capaz de proteger a sus hijos, ¿cómo iba a proteger a ______?
— ¿Tom?
Se sobresaltó al escuchar la voz de ______ que lo llamaba desde el piso de arriba.
— ¿Qué?
— Son las once y media. ¿No deberías subir?
Tom miró el bulto que se apreciaba bajo los vaqueros. Había llegado la hora de darle utilidad. 
Debería estar encantado. Era lo que había querido desde el primer instante en que la vio. 
Pero, por alguna razón, le dolía el hecho de tomarla así.
Por lo menos no le harás daño.
¿No?
De hecho, dudaba mucho que Paul la hubiese hecho sufrir tanto como él estaba a punto de hacer.
— ¿Tom?
— Voy —le contestó, obligándose a abandonar el sofá.
En la puerta, volvió la cabeza para mirarlo todo por última vez.
Incluso ahora podía ver la imagen de ______ tumbada en el sofá, con los pechos cubiertos de nata mientras él, muy lentamente, los lamía hasta no dejar ni rastro de la crema. Podía escuchar su risa y ver el brillo de sus ojos cada vez que la llevaba al clímax. 
«No me abandones, Tom», le había susurrado la noche anterior mientras él supuestamente dormía, y sus palabras le habían abrasado. Ahora le estaban partiendo en dos el corazón.
— ¿Tom?
Dándose la vuelta, se encaminó hacia las escaleras y se apoyó en el pasamanos. Sería la última vez que subiría estos escalones. La última vez que cruzaría el pasillo para llegar al dormitorio de ______.
Y la última vez que la vería en su cama…
Con el corazón en la garganta, se dio cuenta de que apenas podía respirar.
¿Por qué tenía que ser así?
Soltó una amarga carcajada. ¿Cuántas veces se habría hecho esa misma pregunta?
Se detuvo al llegar a la puerta. La habitación estaba alumbrada por la tenue luz de las velas, pero lo que más le impresionó fue ver a ______ con la negligé roja que él había elegido. 
Estaba arrebatadora.
De repente, sintió que la lengua acababa de caérsele hasta el suelo y que era imperante enrollarla de nuevo para meterla en la boca. 
— No vas a ponérmelo fácil, ¿verdad? —le preguntó con voz ronca.
Ella le dedicó una sonrisa traviesa.
— ¿Debería hacerlo?
Totalmente embobado por ella, Tom era incapaz de mover un músculo mientras observaba cómo se acercaba.
— ¿No tienes demasiada ropa?
Antes de que pudiese responder, ella agarró el borde inferior de su camisa y la levantó hasta pasarla por su cabeza. Una vez la arrojó al suelo, alargó un brazo y colocó la mano en su pecho, justo sobre el corazón. En ese instante, para Tom era la mujer más hermosa del mundo. Ni siquiera la belleza de su madre podía competir con la de ______.
Permaneció inmóvil como una estatua mientras ella deslizaba las manos sobre su piel, provocándole escalofríos. 
No, no iba a ponérselo nada fácil.
Tom notó que ella intentaba desabrocharle el botón del pantalón.
— ______ —le advirtió, y le apartó las manos.
— ¿Mmm? —murmuró ella, con los ojos oscurecidos por la pasión.
— No importa.
Ella se apartó y se subió a la cama. Tom contuvo el aliento al vislumbrar su trasero desnudo a través de la diáfana gasa de la negligé. 
Se tumbó de lado y lo miró fijamente.
Tras despojarse de los vaqueros, se unió a ella. Hizo que se tendiera de espaldas y, en esa posición, el profundo escote dejó a la vista uno de sus pechos. Tom se aprovechó de la situación.
— ¡Oh, Tom! —gimió ______.
La sintió estremecerse bajo él cuando pasó la lengua alrededor del endurecido pezón. Su cuerpo era fuego líquido y gritaba exigiéndole que la poseyera. Pero no sólo anhelaba su carne. La quería a ella. 
Y abandonarla lo destrozaría.
Tom tragó y se apartó. Había estado esperando esta noche durante una eternidad. Había pasado la eternidad esperando a esta mujer.
Con mucha ternura acarició su rostro, guardando en la memoria cada pequeño detalle.
Su preciosa ______.
Jamás la olvidaría.

CAPITULO # 108
Su alma lloraba a gritos por lo que estaba a punto de hacerle. Le separó los muslos con las rodillas.
Se estremeció involuntariamente al sentir su piel desnuda bajo la suya. Y, en ese momento, cometió el error de mirarla a los ojos.
El sufrimiento que vio en ellos lo dejó sin aliento.
«Jamás tuviste nada que no robaras antes». Se tensó al escuchar las palabras de Jasón en su cabeza. Lo último que quería era robarle algo a la mujer que le había entregado tanto. 
¿Cómo voy a hacerle esto?
— ¿A qué estás esperando? —le preguntó ella.
Tom no lo sabía. Lo único que tenía claro era que no podía apartar la mirada de sus tristes ojos cafeces. Unos ojos que llorarían si la utilizaba para después abandonarla. Unos ojos que llorarían de felicidad si se quedaba.
Pero si se quedaba, su familia la destruiría.
Y, en ese instante, supo lo que debía hacer.
______ le envolvió la cintura con las piernas.
— Tom, date prisa. El tiempo se acaba.
Él no habló. No podía hacerlo. En realidad, no confiaba en sí mismo, y podía decir algo que lo hiciera cambiar de opinión.
A lo largo de los siglos había sido muchas cosas: huérfano, ladrón, marido, padre, héroe, leyenda y, finalmente, esclavo.
Pero jamás había sido un cobarde.
No. Tom de Macedonia jamás había sido un cobarde. Era el general que había contemplado victorioso a legiones enteras de romanos, y les había desafiado entre carcajadas a que le mataran y le cortaran la cabeza si podían. 
Ése era el hombre que ______ había encontrado, y ése era el hombre que la amaba. Y ese hombre se negaba a hacerle daño. 
______ intentó mover las caderas para que el miembro de Tom se hundiera en ella, pero él no la dejó.
— ¿Sabes lo que más echaré de menos? —le preguntó, mientras deslizaba una mano entre sus cuerpos y le acariciaba el clítoris.
— No —murmuró ______.
— El aroma de tu pelo cada vez que entierro mi rostro en él. El modo en que te agarras a mí y gritas cuando te corres. El sonido de tu risa. Y sobre todo, tu imagen al despertar cada mañana, con el sol bañándote el rostro. Jamás podré olvidarlo.
Apartó la mano y movió las caderas para encontrar las de ______. Pero, en lugar de penetrarla, todo se quedó en una placentera caricia que los hizo gemir a ambos.
Bajó la cabeza hasta la oreja de ______ y le mordisqueó el cuello.
— Siempre te amaré —le susurró.
______ lo oyó respirar hondo en el mismo momento en que el reloj daba la medianoche. 
Con un brillante destello, Tom desapareció.
Horrorizada, ______ permaneció inmóvil esperando despertar. Pero siguió escuchando las campanadas del reloj y se dio cuenta de que no era un sueño.
Tom se había ido.
Se había ido de verdad.
— ¡No! —gritó mientras se sentaba en la cama. ¡No podía ser! —. ¡No!
Bajó de la cama con el corazón martilleándole con fuerza en el pecho y corrió hasta el salón. El libro estaba aún sobre la mesita de café. Pasó las páginas y vio que Tom estaba justo en el mismo sitio que antes, sólo que ahora no sonreía diabólicamente y llevaba el pelo corto.
¡No, no y no!, repetía su mente una y otra vez. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué? 
— ¿Cómo has podido? —Le preguntó mientras abrazaba el libro contra su pecho—. Yo te habría dado la libertad, Tom. No me habría importado. ¡Dios!, Tom ¿Por qué te has hecho esto? —sollozó—. ¿Por qué?
Pero en el fondo lo sabía. La ternura que había visto en sus ojos hablaba por sí misma. Lo había hecho para no herirla como Paul.
Tom la amaba. Y, desde el momento que llegó a su vida, no había hecho otra cosa que protegerla. Cuidarla.
Hasta el final. Aun cuando de ese modo se negara la posibilidad de quedar libre de un tormento eterno, ella había sido más importante. 
______ no soportaba pensar en el sacrificio que Tom acababa de hacer. Lo veía condenado a pasar la eternidad en la oscuridad. Solo y sufriendo una agonía.
Él le había contado que pasaba hambre mientras estaba atrapado en el libro, y sed. Y en su mente lo veía sufrir del mismo modo que lo había visto en su cama. Recordó las palabras que dijo después. 
«Esto no es nada comparado con lo que se siente dentro del libro»
Y ahora estaba allí. Sufriendo.
— ¡No! —gritó—. No permitiré que te hagas esto, Tom. ¿Me oyes?
Abrazó con fuerza el libro y se dirigió a toda prisa a la parte trasera de la casa. Abrió las cristaleras que daban al jardín y corrió hacia un claro iluminado por la luna llena. 
— Regresa a mí, ¡Tom de Macedonia, Tom de Macedonia, Tom de Macedonia! —lo repitió una y otra vez, rogando por que apareciera.
No ocurrió nada. Nada de nada.
— ¡No!, ¡por favor, no!
Con el corazón destrozado, volvió a la salita.
— ¿Por qué?, ¿por qué? —sollozaba, arrodillada en el suelo sin dejar de mecerse hacia delante y hacia atrás.
— ¡Tom! —susurró con la voz rota mientras los recuerdos la asaltaban. Tom riéndose con ella, abrazándola. Tom sentado tranquilamente, pensando. Su corazón latiendo desenfrenado al mismo ritmo que el suyo. 
Lo quería de vuelta.
Lo necesitaba de vuelta. 
— No quiero vivir sin ti —balbució dirigiéndose al libro—. ¿Lo entiendes, Tom? No puedo vivir sin ti.


CAPITULO # 109
De repente, una luz cegadora iluminó la estancia.
Con la boca abierta, ______ alzó la mirada esperando encontrarse con Tom.
Pero no era él. Se trataba de Afrodita.
— Dame el libro —le ordenó con el brazo extendido.
______ lo abrazó con más fuerza.
— ¿Por qué le haces esto? —inquirió ______—. ¿Es que no ha sufrido ya bastante? Yo no lo habría alejado de ti. Preferiría que estuviese contigo antes de que regresara al libro. —Se limpió las lágrimas—. Está solo ahí dentro. Solo en la oscuridad —susurró—. Por favor, no dejes que permanezca ahí. Envíame al libro con él, por favor. ¡Por favor!
Afrodita bajó la mano.
— ¿Harías eso por él?
— Haría cualquier cosa por él.
La diosa la observó con los ojos entrecerrados.
— Dame el libro.
Cegada por las lágrimas, ______ se lo dio mientras rezaba para que Afrodita la ayudara a reunirse con él.
Ella suspiró con fuerza y abrió el libro.
— Me van a joder bien por esto.
Súbitamente, otro destello cegador iluminó la sala y ______ tuvo que cerrar los ojos. La cabeza comenzó a darle vueltas y todo pareció girar a su alrededor, haciendo que su estómago protestara. 
¿Por esto pasaba Tom cada vez que alguien lo invocaba? No lo sabía con certeza, pero ya era bastante terrorífico y por sí solo suponía una tortura. 
Y, entonces, la luz desapareció. 
______ cayó a un profundo foso donde la oscuridad era un ente con vida que la ahogaba, impidiéndole respirar y haciendo que le escocieran los ojos.
Intentó incorporarse para frenar la caída y sintió bajo ella una superficie mullida que le resultaba familiar. 
La luz volvió y se encontró en su cama, con Tom sobre ella.
Él miró alrededor, perplejo.
— ¿Cómo…?
— Será mejor que esta vez no la fastidiéis —les dijo Afrodita desde la puerta—. No quiero ni pensar en lo que me harán los de arriba si intento esto de nuevo. 
Y se esfumó.
Tom dejó de mirar el hueco de la puerta y clavó los ojos en ______.
— ______, yo…
— Cállate, Tom —le ordenó; no quería perder más tiempo— y enséñame cómo quieren los dioses que un hombre ame a una mujer. 
Diciendo esto, lo agarró por la cabeza y lo acercó para darle un beso apasionado y profundo. 
Él se lo devolvió con ferocidad, y con un poderoso y magistral envite se introdujo en ella.
Echó la cabeza hacia atrás y gruñó cuando el húmedo cuerpo de ______ le dio la bienvenida, envolviéndolo con su calidez. El impacto que sufrieron sus sentidos fue tan poderoso que se estremeció de la cabeza a los pies. Por los dioses, era mucho mejor de lo que había imaginado. 
Recordaba las palabras que le había dirigido.
«No quiero vivir sin ti, Tom. ¿Lo entiendes? No puedo vivir sin ti.»
Con la respiración entrecortada, la miró a la cara y quedó subyugado al sentir a ______, cálida y estrecha, alrededor de su Miembro. Deslizó la mano por su brazo, hasta capturar su mano y aferrarla con fuerza.
— ¿Te estoy haciendo daño?
— No —le contestó con una mirada tierna y sincera. Se llevó la mano de Tom a los labios y la besó—. Jamás me harás daño estando contigo.
— Si lo hago, dímelo y me detendré.
Ella lo rodeó con los brazos y las piernas. 
— Si se te ocurre sacarlo antes del amanecer te perseguiré durante toda la eternidad para darte una paliza. 
Tom se rió; no le cabía la menor duda.
______ le pasó la lengua por el cuello y se deleitó al sentir cómo vibraba entre sus brazos. 
Él alzó las caderas, muy lentamente, torturándola con el movimiento y, sin previo aviso, se hundió en ella con tanta fuerza que ______ creyó morir de placer.
Contuvo el aliento al sentirlo por completo dentro de ella. Era una sensación increíble. Era maravilloso sentir las embestidas de ese cuerpo ágil y fuerte.
Cerró los ojos y disfrutó del movimiento de los músculos de Tom, que se contraían y se relajaban sobre su cuerpo. Entrelazó las piernas con las suyas y la embrujó el cosquilleo que producía el vello masculino. 
Jamás había sentido algo parecido. Se limitaba a respirar y a expresar con su cuerpo el amor que sentía por él. Era suyo. Aunque luego la abandonara, disfrutaría de este momento de gloria junto a él.
Extasiada por el peso de su cuerpo sobre ella, le pasó las manos por la espalda hasta llegar a las caderas y lo empujó, incitándolo a ir más rápido. 
Tom se mordió los labios cuando sintió que ______ le clavaba las uñas en la espalda. ¿Cómo era posible que unas manos tan pequeñas tuvieran el poder de vencerlo?
Jamás lo entendería; como tampoco entendería por qué lo amaba. 
Se lo agradecía en el alma.
— Mírame, ______ —le dijo, hundiéndose profundamente en ella de nuevo—. Quiero ver tus ojos.
______ obedeció. Tom tenía los ojos entrecerrados y, por su modo de respirar y la expresión de su rostro, supo que estaba disfrutando de cada certera embestida. Ella sentía cómo se le contraían los abdominales cada vez que se movía.
Alzó las caderas para salir al encuentro de los furiosos envites. Nada podía ser mejor que tener a Tom sobre ella, besándola con pasión y deslizándose dentro y fuera de su entrepierna. 
Cuando creyó que ya no podría resistirlo más, su cuerpo estalló en miles de estremecimientos de placer.
— ¡Tom! —gritó, arqueando más su cuerpo hacia él—. ¡Sí, oh, sí!
Él se hundió en ella hasta el fondo y permaneció inmóvil, observándola mientras los músculos de su vagina se contraían a su alrededor. 
Cuando ella abrió los ojos, se encontró con su diabólica sonrisa.

CAPITULO # 110 (FIN DEL MARATOM)

— Te ha gustado eso, ¿verdad? —le preguntó, mostrando sus hoyuelos y rotando sus caderas para que ella lo sintiera dentro.
A ______ le costó un enorme esfuerzo no gemir de placer.
— Ha estado bien.
— ¿Bien? —le preguntó con una sonrisa—. Creo que tendré que seguir intentándolo.
Se dio la vuelta y la arrastró consigo, con cuidado de que su miembro no la abandonara.
Gimió al encontrarse sobre él. Tom alargó un brazo y deshizo el lazo que cerraba el escote de la negligé. El diminuto trozo de tela se abrió.
La mirada de puro gozo que transmitían sus ojos fue mucho más placentera para ______ que sentirlo en su interior. Sonriendo, alzó las caderas y las bajó para absorberlo por entero. 
Ella lo sintió estremecerse.
— Te ha gustado eso, ¿verdad?
— Ha estado bien. —Pero la voz estrangulada traicionaba su tono despreocupado. 
Ella soltó una carcajada. 
Tom alzó las caderas en ese momento y se introdujo aún más en ella.
______ siseó de placer al sentir que la llenaba por entero. Al sentir la dureza de su cuerpo y la fuerza que ostentaba. Y ella aún quería más. Quería ver el rostro de Tom cuando llegase al clímax. Quería ser ella la que le diera lo que hacía siglos que no experimentaba. 
— Si seguimos a este ritmo vamos a estar extenuados cuando llegue el amanecer, ¿lo sabías? —le dijo él.
— No me importa.
— Pero te vas a sentir dolorida.
Ella contrajo los músculos de la vagina para rodearlo con más fuerza.
— ¿Ah, sí?
— En ese caso… —él deslizó la mano muy lentamente por el cuerpo de ______ hasta llegar a su ombligo, y bajó aún más separando los húmedos rizos de su entrepierna para acariciarle el clítoris.
Se mordió los labios mientras los dedos de Tom jugueteaban con ella, acoplándose al ritmo que imponían sus caderas. Cada vez más rápido, más hondo y con más fuerza. 
La cogió por la cintura y la ayudó a seguir el frenético ritmo. Cómo deseaba poder abandonar el cuerpo de ______ el tiempo suficiente como para enseñarle unas cuantas posturas más. Pero no les estaba permitido.
Por ahora.
Pero cuando llegara el amanecer…
Sonrió ante la perspectiva. En cuanto amaneciera tenía toda la intención de mostrarle una nueva forma de utilizar el Reddi-wip. 
______ perdió la noción del tiempo mientras sus cuerpos se acariciaban y se deleitaban en su mutua compañía. Sintió que la habitación comenzaba a girar bajo sus expertas caricias, y se dejó llevar por la maravillosa sensación de expresar el amor que sentía por él. 
Los dos estaban cubiertos de sudor, pero no dejaron de saborearse; seguían disfrutando de la pasión que al fin compartían. 
Esta vez, cuando ______ se corrió, se desplomó sobre él. 
La profunda risa de Tom reverberó por su cuerpo mientras pasaba sus manos por su espalda, sus caderas y por sus piernas.
______ se estremeció.
Estaba extasiado por el hecho de tener a ______ desnuda y tumbada sobre él. Sentía sus pechos aplastados sobre su torso. Su amor por ella brotaba de lo más hondo de su alma. 
— Podría quedarme así tumbado para siempre —dijo en voz baja.
— Yo también.
La rodeó con los brazos y la atrajo aún más hacia él. Notó cómo sus caricias se ralentizaban y su respiración se hacía más relajada y uniforme. 
En unos minutos estuvo completamente dormida.
La besó en la cabeza y sonrió mientras se aseguraba de que su miembro no abandonara el lugar donde debía estar. 
— Duerme preciosa —susurró—. Aún falta mucho para el amanecer.

______ se despertó con la sensación de tener algo cálido que la llenaba por completo. Cuando comenzó a moverse, fue consciente de unos brazos fuertes como el acero que la inmovilizaban. 
— Con cuidado —le advirtió Tom—. No lo saques. 
— ¿Me quedé dormida? —balbució, sorprendida de haber hecho tal cosa. 
— No importa. No te perdiste gran cosa.
— ¿De verdad? —le preguntó ella meneando las caderas y acariciándolo con todo el cuerpo. 
Él soltó una carcajada.
— Vale, de acuerdo. Te perdiste un par de cosillas.
Se incorporó y lo miró a lo ojos. Trazó la línea de la mandíbula, levemente áspera por la barba incipiente, con un dedo que Tom capturó y mordisqueó en cuanto llegó a los labios. 
Súbitamente, él se incorporó y se quedó sentado con ella en su regazo.
— Mmm, me gusta —dijo ella mientras le pasaba las piernas alrededor de la cintura.
— Mmm, sí —convino él y comenzó a mover suavemente las caderas.
Bajando la cabeza, capturó uno de sus pechos y lamió el duro pezón. Jugueteó con ella y la torturó dulcemente antes de soplar sobre la humedecida piel, que se erizó bajo su cálido aliento. 
Dejó ese pecho y se dirigió al otro. ______ acunó su cabeza, acercándolo aún más a ella, completamente extasiada por sus caricias. En ese momento se dio cuenta de que el cielo comenzaba a clarear. 
— ¡Tom! —exclamó—. Está amaneciendo.
— Lo sé —le contestó, tumbándola de espaldas sobre la cama.
Lo miró a los ojos mientras se acomodaba sobre ella sin dejar de mover las caderas.
La contemplaba totalmente hechizado. Percibía su ternura y su amor. Nadie lo había conocido como ella y jamás habría creído posible que alguien pudiese lograrlo. Lo había acariciado en un lugar que nadie había tocado antes. 
En el corazón. 
Y entonces anheló mucho más. Desesperado por tenerla por completo, siguió moviéndose dentro de ella.
Necesitaba más.




HOLA!! LO QUE TANTO ESPERABAN!! ... JAJAJJA POR FIN SE LES CUMPLIO LEER EL MARATOM ARDIENTE AUNQE TAMBIEN TRISTE ... LLORE CUANDO TOM VOLVIO AL LIBRO PERO ... AFRODITA RETROCEDIO EL TIEMPO Y VOLVIO PARA .... ^^ JAJJA LO SE, YO PERVERTIDA xD ---- BUENO YA SABE, YA MAÑANA LES AGREGO EL FINAL SI ES QUE VEO MAS DE 1 COMENTARIO ... MAÑANA LES AGREGO LOS 7 CAPS QUE FALTAN ... PERO ... TODO DEPENDE DE USTEDES :)) BUENO SE PORTAN BIEN Y NOS VEMOS EN LA PROXIMA ACTUALIZACION :)) CHICAS, SI MAÑANA LA TERMINO, COMIENZA OTRA NOVE ADAPTADA IGUAL ... TENGO MUCHAS QUE QUIERO COMPARTIR CON USTEDES ... BUENO AHORA SI ... ADIOS 

3 comentarios:

  1. :O:O Guaooooo me encantoooooo virgiii quedo super genial el cap demasiado ardiente jajaja, amo este cap.. al principio si fue un poco triste xq Tom había regresado al libro pero como después apareció Afrodita lo cambio todo me alegro mucho tenia q hacer algo bien x su hijo ya q lo hizo sufrir mucho, jajaja muy romantico y ardiente el cap q lastima q la fic ya llegara a su final mañana.. Siiiii xfis me gustaría seguir leyendo muchas de tus fics xq sinceramente me encantaaaan son geniales y déjame felicitarte xq escribes muy bien tienes buena imaginación, bueh espero el final de la fic mañana, xfiiis subelo y las demás comenten please!!!

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  2. ahh casi llore D: me dio un buen susto hasta que apareció Afrodita u.u que mal que llega el fin pero bueno las mejores cosas deben terminar, espero ese final con ansias , tu también cuídate mucho no hagas travesuras y si las haces me invitas (okay no xD) y pórtate bien xP

    Ciao ^-^/

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  3. Yo tanbien me desespere y casii lloro cuando Tom regreso al libro.. Era algo q no podia ser!!
    Menos mal q Afrodita hizo algo por Tom .
    Si la mejor parte 13@3 estoy segura q quedan juntos..

    Siguelaaa amo la fic..

    Muero por leer tus ottrss adaptaciones ;)

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