sábado, 10 de mayo de 2014

Capitulos del maratom

CAPITULO # 95
Los días siguientes fueron los mejores de la vida de ______. Una vez se acostumbró a la regla que Tom impuso, que prohibía los besos y las caricias íntimas e incitantes, desarrollaron una relación agradable que fue casi una sorpresa para ella. 
Pasaba los días en el trabajo, almorzaba a menudo con Tom y Selena, y dedicaba las noches a tumbarse entre sus maravillosos brazos.
Sin embargo, con cada día que pasaba, saber que iba a abandonarla a final del mes la dejaba destrozada.
¿Cómo iba a soportarlo?
Aunque la idea no abandonaba nunca su mente, se negó a pensar en eso constantemente. Viviría el momento y se preocuparía del mañana cuando llegara.
El sábado por la noche quedaron con Selena y Bill en Tip’s, en el Barrio Francés. Aunque con bastante más afluencia de turistas que el original Tippitinas’s, era la noche de Zydeco y ella quería que Tom escuchara la música que Nueva Orleáns había hecho famosa.
— ¡Eh! —Les dijo Selena mientras se aproximaban a la mesa, en el fondo del local—. Empezaba a preguntarme si ibais a dejarnos colgados.
______ se sintió enrojecer al recordar el motivo de su retraso. Algún día de estos aprendería a cerrar la puerta del baño mientras se duchaba…
— Hola Tom, ______ —les saludó Bill.
______ sonrió al ver la escayola del brazo de Tom que Selena había decorado con pintura fluorescente.
Tom inclinó la cabeza a modo de saludo mientras retiraba una silla para que ______ se sentara y, después, hizo lo propio a su lado. En cuanto apareció el camarero pidieron cervezas y nachos, y Selena comenzó a seguir el ritmo de la música golpeando la mesa con la mano.
— Vamos, Lane —dijo Bill, malhumorado—. Será mejor que bailemos antes de que tenga que matarte por ese ruidito insoportable.
Con una ligera punzada de envidia, ______ observó cómo se alejaban.
— ¿Te gustaría bailar? —le preguntó Tom.
A ella le encantaba bailar, pero no quería que Tom pasara un mal rato. En su mente no había dudas de que él no sabía bailar música moderna. Pero, aún así, fue una invitación muy tierna por su parte.
— No, no pasa nada.
Pero él no la escuchó. Se puso en pie y le tendió la mano.
— Sí, claro que vas a bailar.

CAPITULO # 96

Tan pronto como llegaron a la pista de baile, ______ comprendió que aquel hombre bailaba tan bien como besaba.
Tom conocía cada paso y daba la sensación de que había nacido bailando. De hecho, sus movimientos eran elegantes sin perder el toque masculino y fascinante. ______ nunca había visto a nadie bailar así. Y por las envidiosas miradas femeninas que sentía clavadas en ella, podía imaginarse que todas aquellas mujeres tampoco habían presenciado antes nada semejante. 
Cuando el grupo terminó de tocar se sentía excitada y estaba sin aliento.
— ¿Cómo…?
— Fue el regalo de Terpsícore —le contestó Tom mientras le pasaba el brazo por los hombros y la mantenía fuertemente pegada a su cuerpo.
— ¿De quién?
— De la musa de la danza. 
______ sonrió. 
— Recuérdame que le envíe una nota de agradecimiento.
Al comenzar la siguiente canción, Tom miró fijamente a su izquierda y frunció el ceño.
— ¿Pasa algo? —preguntó ella, mientras seguía la dirección de su mirada.
Él meneó la cabeza y se frotó los ojos.
— Debo estar viendo visiones.
— ¿Qué has visto?
Tom volvió a mirar entre la multitud, buscando al hombre rubio y alto que acababa de ver por el rabillo del ojo. Aunque apenas había captado su imagen, juraría que se trataba de Kyrian de Tracia.
Con algo más de uno noventa de estatura, a Kyrian siempre le había resultado difícil perderse entre la multitud y, además, su modo de andar era bastante distintivo, ya que tenía un aura letal. 
Pero pensar que Kyrian estuviese en esa época era algo imposible. Debía ser la locura que volvía a hacer mella en él; ahora comenzaba a ver visiones.
— Nada —contestó.
Apartó el tema de su mente y la miró con una sonrisa. La siguiente canción era lenta y la atrajo hacia sus brazos, manteniéndola muy cerca de su cuerpo, al tiempo que se movían suavemente al ritmo de la música. ______ le rodeó el cuello y apoyó la cabeza en su pecho; podía inhalar el cálido aroma a sándalo que desprendía Tom. No sabía cómo, pero aquel olor conseguía que perdiera la cabeza por completo y que la boca se le hiciera agua. 
Con la mejilla apoyada sobre la cabeza de ______, Tom comenzó a acariciarle el pelo mientras ella escuchaba los latidos de su corazón. ______ podría quedarse así para siempre.
Pero la pieza terminó demasiado pronto. Y después de dos canciones rápidas, ______ tuvo que regresar a su asiento. Simplemente, no tenía el aguante de Tom.
Al encaminarse hacia la mesa, se dio cuenta de que Tom ni siquiera tenía la respiración alterada; pero eso sí, su frente estaba cubierta de sudor.
Él le apartó la silla. Se sentó muy cerca de ella y cogió su jarra de cerveza para tomar un gran trago.
— ¡Tom! —dijo Selena con una carcajada—. No tenía ni idea de que podías moverte así.
Bill puso los ojos en blanco.
— ¿Pensamientos lujuriosos de nuevo, Lane?
Selena le dio un puñetazo a su marido en el estómago.
— Sabes que no es eso. Tú eres el único juguete con el que me apetece jugar. 
Bill miró a Tom con escepticismo.
— Sí, claro.
______ vio cómo el rostro de Tom se ensombrecía.
— ¿Estás bien? —le preguntó.
Él le contestó con su sonrisa plagada de hoyuelos y a ella se le olvidó la pregunta.
Permanecieron sentados en silencio escuchando al grupo, mientras Tom y ______ se ofrecían nachos el uno al otro.

CAPITULO # 97

Cuando ______ apartó la mano de los labios de él, Tom la capturó y se la llevó de nuevo a la boca para chupar un poco de queso que se le había quedado pegado en la yema de un dedo. Pasó la lengua sobre su piel y ______ sintió que el cuerpo le estallaba en llamas.
No pudo más que reírse al notar cómo el deseo la consumía. Cómo deseaba haberse quedado en casa. ¡Le encantaría quitarle la ropa a Tom y lamer queso fundido sobre su cuerpo toda la noche!
Definitivamente, iba a añadir Cheez Whiz a la lista de la compra.
Con los ojos brillantes, Tom llevó la mano de ______ hasta su regazo y comenzó a mordisquearle el cuello antes de apartarse y tomar otro trago de cerveza. 
— Selena —le dijo Bill llamando la atención de su esposa, que estaba mirando a ______ y Tom. Le ofreció una servilleta—. Seguro que quieres limpiarte la baba que te gotea por la barbilla. 
Selena puso los ojos en blanco.
— ______, necesito ir al baño. Vamos.
Tom se echó hacia atrás para dejarla pasar. Observó cómo ______ se perdía entre la multitud y, casi al instante, las mujeres comenzaron a acercársele.
El estómago se le contrajo. ¿Por qué siempre tenían que revolotear a su alrededor? En ese momento, deseó que por una vez en su vida pudiera sentarse tranquilo sin tener que mantener a raya a un puñado de mujeres, de las cuales ni siquiera conocía sus nombres, antes de que empezaran a sobarlo. 
— Hola nene —coqueteó una atractiva rubia, que fue la primera en llegar a su lado—. Me gusta cómo bailas. ¿Qué tal si…?
— No estoy solo —le contestó él, entrecerrando los ojos a modo de advertencia.
— ¿Con ella? —se rió la mujer mientras señalaba con un dedo hacia el lugar por donde ______ había desparecido—. Venga ya. Pensaba que habías perdido una apuesta o algo así.
— Yo pensé que lo hacía por pena —comentó otra mujer que se acercó junto a una morena.
Dos hombres surgieron en ese momento de entre la multitud.
— ¿Qué hacéis aquí vosotras tres? —preguntaron los tipos a sus compañeras.
Las mujeres contemplaron contritas a Tom.
— Nada —ronroneó la rubia, mirándolo por última vez antes de darse la vuelta y marcharse.
Los hombres lo miraron furiosos.
Él alzó una ceja con un gesto burlón y tomó otro trago de cerveza con total normalidad. Los tipos debieron darse cuenta de que la idea de pelear con él era bastante estúpida, porque se reunieron con sus chicas y se marcharon. 
Tom suspiró, disgustado. Daba igual la época en la que se encontrara, algunas cosas no cambiaban. 
— Oye —le increpó Bill alzándose un poco por encima de la mesa—. Sé que últimamente has pasado mucho tiempo con mi mujer. Por tu bien, espero que no te estés metiendo en mi territorio. ¿Me has entendido?
Tom tomó una honda bocanada de aire. Bill no; él no.
— Por si no lo has notado, sólo estoy interesado en ______.
— Sí, claro —masculló Bill—. No intentes confundirme; ______ me cae muy bien, pero no soy idiota. No puedo creer que seas el tipo de hombre que se conforma con una hamburguesa cuando tiene un montón de jugosos solomillos de ternera esperándolo.
— Sinceramente, me importa una mierda lo que creas.
______ vaciló cuando Selena y ella regresaron junto a Tom y Bill. La tensión de Tom era palpable. Sostenía la cerveza con tanta fuerza que se sorprendía de que la botella no hubiera estallado, hecha añicos. 
— Bill —le dijo Selena mientras le pasaba los brazos alrededor del cuello—. ¿Te importaría mucho si bailo con Tom?
— Joder, claro que me importa.
De inmediato, Tom se disculpó y se acercó a la barra.
______ lo siguió con rapidez.
Pidió otra cerveza justo cuando ella llegó a su lado.
— ¿Estás bien? —le preguntó.
— Estupendamente.
Pero no lo parecía. Definitivamente, no parecía estar bien.
— ¿Sabes una cosa? Sé cuando no estás siendo sincero conmigo. Y ahora confiesa, Tom. ¿Qué pasa?
— Deberíamos marcharnos.
— ¿Por qué?
Tom lanzó una rápida mirada a Selena y Bill.
— Creo que sería lo más sensato.
— ¿Por qué?
Tom gruñó. Antes de que pudiera contestarle, tres hombres aparecieron tras él y, por sus expresiones, ______ intuyó que no estaban muy contentos.
Peor aún, parecía que Tom era la fuente de todos sus problemas.
El más grande era un monstruoso culturista, siete centímetros más bajo que Tom, pero bastante más musculoso y voluminoso. Hizo una especie de mohín al mirar la espalda de Tom de arriba abajo. Y, en ese instante, ______ lo reconoció. 
Paul.
El corazón empezó a latirle con rapidez. Físicamente, había cambiado muchísimo con los años. Tenía la cara más redonda, con arrugas prematuras alrededor de los ojos, y había perdido mucho pelo. Pero aún conservaba la misma sonrisa burlona.
— Éste era el que estaba con Amber —le dijo uno de sus acólitos.
Una calma mortal rodeó a Tom, haciendo que ______ se estremeciera de miedo. Ella no sabía de lo que era capaz y, por lo que estaba viendo, Paul no había cambiado por dentro tanto como por fuera. Un niñato de anuncio, rodeado de seguidores, que siempre se movía con su séquito. Todo lo que hacía tenía que ser notorio para dejar claro su poder. Con ese ego de chulo de playa, estaba claro que no se iría hasta que consiguiera enredar a Tom en una pelea.
Lo único que esperaba era que su general tuviera más sentido común y no cayera en la trampa.
— ¿Necesitáis algo? —preguntó, sin mirar a Paul ni a sus amigos. 
Paul se rió y palmeó a uno de los suyos en el pecho. 
— ¿Qué acento es ése? Tiene voz de pito. Pensaba que el niño bonito iba detrás de mi chica, pero por su pinta y por su voz, creo que iba detrás de uno de vosotros. 
Tom se giró y miró furioso a Paul. A cualquier otra persona con más entendederas, esa mirada la habría hecho retirarse.

CAPITULO # 98 (FIN DEL MARATOM)


Paul, por supuesto, carecía de entendederas. No había tenido nunca ni una pizca de sentido común. 
— ¿Qué pasa contigo, niño bonito? —se burló Paul—. ¿Te he ofendido? —Miró a sus amigos y meneó la cabeza—. Lo que pensaba; es un mariquita cobarde con voz de pito.
Tom soltó una carcajada siniestra.
— Venga Tom —le increpó ______, cogiéndolo del brazo antes de que las cosas se pusieran peor—. Vámonos.
Paul la miró con aquella risita burlona y entonces la reconoció.
— Vaya, vaya, vaya. ______ Alexander. Hace mucho que no nos vemos. —Le dio una palmada en la espalda al tipo moreno que estaba a su lado—. Oye, Pete, ¿te acuerdas de ______, la de la facultad? Sus braguitas blancas me hicieron ganar nuestra apuesta.
Tom se quedó paralizado ante sus palabras.
______ sentía que el viejo dolor volvía, pero se negó a demostrarlo. Jamás le daría ese gusto a Paul de nuevo.
— No me extraña que fuera detrás de Amber —siguió Paul—. Probablemente quería probar a una mujer que no estuviese todo el rato llorando mientras se la tira. 
Tom giró hacia Paul con tal rapidez que ______ apenas si fue capaz de percibir el movimiento. Paul se movió un poco pero Tom se agachó y le lanzó un puñetazo a las costillas que lo envió hasta la multitud, que se agolpaba unos metros detrás de ellos. Con una maldición, se arrojó a plena carrera hacia Tom. Él se ladeó un poco, le puso la zancadilla y lo empujó haciéndolo volar por los aires. 
Paul aterrizó sobre la espalda.
Antes de que pudiera moverse, Tom colocó el pie sobre su garganta y le sonrió con tal frialdad que ______ comenzó a temblar de la cabeza a los pies. 
Paul agarró el pie de Tom con las dos manos e intentó apartarlo. Comenzó a agitarse por el esfuerzo, pero Tom no se apartó. 
— ¿Sabías…—le preguntó Tom con un tono de voz tan pragmático que era realmente atemorizante—…que sólo son necesarios poco más de dos kilos para aplastarte el esófago por completo?
Los ojos y los brazos de Paul comenzaron a hincharse cuando Tom ejerció más presión sobre su cuello. 
— Tío, por favor —suplicó Paul mientras intentaba quitarse el pie de Tom de encima—. Por favor, no me hagas daño, ¿vale?
______ contuvo el aliento, aterrada, al ver que Tom le pisaba aún con más fuerza.
Pete se acercó a ellos.
— Hazlo —le advirtió Tom— y te saco el corazón para que tu amigo se lo coma. 
______ se quedó helada al ver la mirada de los ojos de Tom. Éste no era el hombre tierno que le hacía el amor por las noches. Éste era el rostro del general que una vez había mandado al infierno a los romanos más valientes. 
No dudaba ni por un solo instante que Tom podía llevar a cabo la amenaza. Y por lo rápido que la sangre abandonó el rostro de Pete, ______ supo que el hombre también lo creyó. 
— Por favor —volvió a implorar Paul, comenzando a llorar—. Por favor, no me hagas daño.
______ tragó saliva mientras esas palabras la asaltaban; las mismas que ella pronunció llorando en la cama de Paul. 
Fue entonces cuando Tom la miró a los ojos. Ella vio la furia y el deseo de acabar con Paul. Por ella.
— Déjalo, Tom —le dijo en voz baja—. No merece la pena. A tu lado no vale nada.
Tom miró a Paul con los ojos entrecerrados.
— Los cobardes inútiles como tú son descuartizados como entrenamiento allí de donde vengo. 
Cuando ______ pensaba que iba a matarlo, Tom apartó el pie.
— Levántate.
Frotándose el cuello, Paul se puso en pie lentamente.
La mirada gélida y letal de Tom hizo que Paul se encogiera.
— Le debes una disculpa a mi mujer.
Paul se limpió la nariz con el dorso de la mano.
— Lo siento.
— Dilo como si lo sintieras de verdad —lo amenazó Tom en voz baja.
— Lo siento, ______. De verdad. Lo siento muchísimo.
Antes de que ella pudiese responder, Tom pasó un brazo por sus brazos en un gesto posesivo y salieron a paso tranquilo del local.
Ninguno de ellos habló hasta que llegaron al coche. ______ notaba que algo iba muy mal con Tom. Estaba totalmente tenso, como la cuerda de un arco.
— Ojalá me hubieses dejado matarlo —le dijo Tom, mientras ella buscaba las llaves del coche en el bolsillo de los vaqueros.
— Tom…
— No tienes ni idea de lo que me cuesta dejarlo marchar. No soy el tipo de hombre que suele dejar de lado una situación como ésta —confesó mientras golpeaba con fuerza el techo del coche con la palma de la mano para después girarse rápidamente y lanzar un gruñido—. ¡Maldita sea, ______! hubo una época en la que me alimentaba de las entrañas de tipos como ése. Y he pasado de eso a…
Tom dudó un instante cuando dos mil años de recuerdos reprimidos afluyeron a su mente. Volvió a verse como el respetado líder que fue. El héroe de Macedonia. El hombre que una vez consiguió que legiones completas de romanos se rindieran ante la simple aparición de su estandarte. 
Y después vio en lo que se había convertido. En una cáscara vacía. En una codiciada mascota, sometida a la voluntad de aquélla que lo invocara.
Durante dos mil años había vivido sin emociones y sin pronunciar más que un puñado de palabras.
Había encontrado el punto exacto que le permitía sobrevivir. Y se había dejado arrastrar.
Hasta que ______ llegó y descubrió su faceta humana…
Ella observó la miríada de emociones que cruzaron por el rostro de Tom. Ira, confusión, horror y, finalmente, una terrible agonía. Se acercó hasta el otro lado del coche, donde él estaba, pero no dejó que lo tocara.
— ¿Es que no lo ves? —le preguntó con un tono brusco a causa de las intensas emociones—. Ya no sé quién soy. En Macedonia sabía quién era; después me convertí en esto —dijo, mientras alzaba el brazo para que ______ pudiera ver las palabras que Príapo grabó a fuego—. Y tú lo has cambiado todo —acabó, mirándola fijamente.
La angustia que reflejaban sus ojos desgarraba a ______.
 

5 comentarios:

  1. :O xfin apareció el tal Paul q le hizo tanto daño a (Tn) merecía q Tom lo matara xq el fue muy malo con (Tn) se burlo de ella la uso y sus disculpas hacia ella no fueron sinceras pero (Tn) como siempre de compasiva, pobre Tom esta muy atormentado con su pasado, me encantooo el cap y mas cuando Tom le dijo a Paul q diculpate con mi mujer q hermosoo de verdad lo amo.. sube pronto pleaseee me muero x saber q pasara en los próximos caps!!!

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  2. wooooooo!!!! tengo días esperándolo y ahora que lo leo woooow me encanto en verdad fue hermoso desde el baile hasta las ultimas palabras, de principio a fin... espero puedas continuar pronto

    cuídate mucho
    ciao ^-^/

    Pd: lamento no haberte comentado en el pasado pero ando con un maldito estrés por culpa de la escuela...

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  3. O.o justo tenia que ser Paul??
    Tom bien hechoo!! Pobre (tn)

    Ahy Tom ya no estrese mas a (tn) y que le pasa a Bill esta celoso y justo llega Selena y dice que quiere bailar con Tom!! Es para morirse..

    Siguelaaa :)

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  4. Increibleeeee, que malos son todos con ____ nadie la vee guapa o qué? Ese tomy tenia que a ver matado a el imbécil de Paul, siguela por favorrrr

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  5. Me encanta la adaptacion de esta novela, espero la continues pronto. Estoy obsesionda por saber que sucederá. <33

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