lunes, 19 de mayo de 2014

capitulos del maratom

CAPITULO # 103
El reloj de pared dio las tres. ______ se había quedado dormida hacía muy poco rato. Tenía la cabeza y la mano apoyadas sobre su abdomen y su aliento le acariciaba el estómago.
Podía sentir su cabello rozándole la piel, la calidez de su cuerpo filtrándose por sus poros hasta llegarle al alma. 
Lo que daría por poder tocarla…
Cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás y se permitió soñar por primera vez desde hacía siglos. Soñó con pasar noches enteras junto a ______. 
Soñó que llegaba el día en que podía amarla como se merecía. Un día en que él sería libre para poder entregarse a ella. Soñó en tener un hogar junto a ______.
Y soñó con niños de alegres ojos cafeces, y dulces y traviesas sonrisas. 
Aún estaba soñando cuando la luz del amanecer comenzó a filtrarse por las ventanas y el reloj dio las seis. ______ se despertó. 
Frotó la mejilla sobre su pecho, acariciándolo de tal modo que para Tom supuso una tortura.
— Buenos días —lo saludó sonriente.
— Buenos días.
______ se mordió el labio al pasear la mirada sobre su cuerpo y arrugó la frente por la preocupación. 
— ¿Estás seguro que tenemos que hacer esto? ¿No te puedo liberar un ratito?
— ¡No! —exclamó con énfasis. 
______ cogió el teléfono y marcó el número de la consulta para hablar con Beth.
— No iré en un par de días, ¿puedes hacerte cargo de algunos de mis pacientes?
Tom frunció el ceño al escucharla.
— ¿Es que no vas a ir a trabajar? —le preguntó en cuanto colgó. 
______ no podía creer que le hiciese esa pregunta.
— ¿Y dejarte aquí tal y como estás?
— Estaré bien.
Ella lo miró como si se hubiese vuelto completamente loco.
— ¿Y si pasara algo?
— ¿Cómo qué?
— Puede haber un incendio o alguien puede entrar y hacerte cualquier cosas mientras estás ahí indefenso. 
Tom no discutió. Le entusiasmó el hecho de verla tan dispuesta a quedarse junto a él.
A media tarde, ______ fue testigo de que la maldición empeoraba. Cada centímetro del cuerpo de Tom estaba cubierto de sudor. Los músculos de los brazos estaban totalmente tensos y apenas hablaba; cuando lo hacía, apretaba los dientes. 
Pero seguía mirándola con una sonrisa, y sus ojos eran cálidos y alentadores mientras sus músculos se contraían con continuos espasmos y soportaba el sufrimiento que amenazaba con devorarlo. 
______ siguió refrescándolo, pero tan pronto como acercaba la toalla a su piel se calentaba tanto que apenas era capaz de tocarla después.
Para cuando llegó la medianoche Tom deliraba.
Observó impotente cómo se agitaba y maldecía como si un ser invisible estuviese arrancándole la piel a tiras. ______ nunca había visto algo así. Estaba forcejeando tanto que casi temía que echara abajo la cama.
— No puedo soportar esto —susurró. Bajó corriendo las escaleras y llamó a Selena.


Una hora después, ______ abrió la puerta a Selena y a su hermana Tiyana. Con el pelo negro y los ojos azules, Tiyana no se parecía en nada a Selena. Era una de las pocas sacerdotisas blancas de vudú; regentaba una tienda de artículos mágicos y hacía de guía turística por el cementerio los viernes por la noche. 
— No sabéis cuánto os agradezco que hayáis venido —les dijo ______ al cerrar la puerta, una vez pasaron al recibidor.
— No es nada —le contestó Selena.
Tiyana llevaba un timbal bajo el brazo e iba vestida con un sencillo vestido marrón.
— ¿Dónde está?
______ las llevó al piso superior.
Tiyana puso un pie en la habitación y se quedó paralizada al ver a Tom sobre la cama presa de continuas convulsiones y maldiciendo a todo el panteón griego.
El color abandonó su rostro.
— No puedo hacer nada por él.
— Tiyana —la increpó Selena—. Tienes que intentarlo.
Con los ojos abiertos como platos por el miedo, Tiyana meneó la cabeza. 
— ¿Quieres un consejo? Sella esta habitación y déjalo hasta que regrese de donde vino. Hay algo tan maligno y poderoso observándolo que no me atrevo a hacerle frente. —Miró a Selena—. ¿No percibes el odio? 
______ comenzó a temblar al escuchar a Tiyana, y su corazón empezó a latir cada vez más rápido. 
— ¿Selena? —llamó a su amiga. Necesitaba desesperadamente que alguien aliviara el sufrimiento de Tom de algún modo. Tenía que haber algo que ellas pudiesen hacer.
— Sabes que no puedo ayudarlo —le dijo Selena—. Mis hechizos nunca funcionan.
¡No!, gritó su mente. No podían abandonarlo de aquel modo.
Miró a Tom mientras éste forcejeaba por liberarse de los grilletes.
— ¿Hay alguien a quien pueda acudir en busca de ayuda?
— No —contestó Tiyana—. De hecho, ni siquiera puedo permanecer aquí. No te ofendas, pero todo esto me pone los pelos de punta. —Lanzó una mirada categórica a su hermana—. Y tú sabes muy bien a qué tipo de atrocidades me enfrento diariamente. 
— Lo siento, ______ —se disculpó Selena, acariciándole el brazo—. Investigaré y veré lo que puedo descubrir, ¿de acuerdo?
Con el corazón en un puño, ______ no tuvo más remedio que acompañarlas a la puerta.
Cuando la cerró, se dejo caer sobre ella con cansancio.
¿Qué iba a hacer?
No podía limitarse a aceptar que no había ayuda posible para Tom. Tenía que haber algo que pudiese aliviar su dolor. Algo en lo que ella aún no hubiese pensado.
Subió las escaleras y volvió junto a él.
— ¿______? —Tom la llamó con un gemido tan agónico que su corazón acabó de hacerse pedazos. 
— Estoy a tu lado, cariño —le dijo, acariciándole la frente.
Él dejó escapar un gruñido salvaje, como el de un animal atrapado en un cepo, y se lanzó sobre ella.
Aterrorizada, ______ se alejó de la cama.
Se dirigió al vestidor, con las piernas temblorosas, y cogió el ejemplar de La Odisea.
Acercó la mecedora a la cama y comenzó a leer.
Pareció relajarlo. Al menos no se revolvía con tanta fuerza.
Con el paso de los días, la esperanza de ______ se marchitaba. Tom estaba en lo cierto al afirmar que no había modo alguno de romper la maldición si no lograba superar la locura. 
No podía soportar verlo sufrir, horas tras hora, sin ningún momento de alivio. No era de extrañar que odiara a su madre. ¿Cómo podía Afrodita dejarlo pasar por esto sin mover un solo dedo para ayudarlo?

CAPITULO # 104
Y había sufrido de aquel modo durante siglos…
______ estaba totalmente fuera de sí.
— ¡Cómo podéis permitirlo! —gritó enfadada, mirando al techo.
— ¡Eros! —le llamó—. ¿Me oyes? ¿Atenea? ¿Hay alguien? ¿Cómo permitís que sufra así? Si lo amáis un poco, por favor, ayudadlo.
Tal y como esperaba, nadie contestó. 
Dejó descansar la cabeza sobre la mano e intentó pensar en algo que pudiera ayudarlo. Seguramente habría algo que…
Una luz cegadora atravesó la habitación.
Perpleja, alzó la vista y se encontró con Afrodita que acababa de materializarse junto a la cama. Si se hubiese encontrado con un burro en la cocina no se hubiese sorprendido tanto. 
La diosa perdió el color del rostro al contemplar cómo su hijo se revolvía, agitado por los espasmos, sufriendo una horrible agonía. Alargó una mano hacia él y la retiró con brusquedad, dejándola caer mientras apretaba el puño. 
En ese momento miró a ______.
— Le quiero —dijo en voz baja.
— Yo también. 
Afrodita clavó la mirada en el suelo, pero ______ fue testigo de su lucha interior. 
— Si lo libero, lo apartarás de mí para siempre. Si no lo hago, las dos lo perderemos. —Afrodita la miró a los ojos—. He estado pensando acerca de lo que me dijiste y creo que tienes razón. Lo hice fuerte y jamás debí castigarlo por eso. Lo único que deseaba es que me llamara madre. —Miró a su hijo.
» Sólo quería que me quisieras, Tom. Un poquito nada más.
______ tragó saliva al ver el dolor en el rostro de Afrodita cuando acarició la mano de Tom. 
Él siseó, como si el roce le hubiese quemado la piel.
Afrodita retiró la mano.
— Prométeme que lo cuidarás mucho, ______.
— Tanto como él me lo permita; lo prometo. 

Afrodita asintió y colocó la mano sobre la frente de Tom. Él echó la cabeza hacia atrás, como si acabara de ser alcanzado por un rayo. La diosa inclinó la cabeza y lo besó con ternura en los labios. 
Al instante, Tom se relajó y su cuerpo se quedó inmóvil.
Los grilletes se abrieron y aún así no se movió. El corazón de ______ dejó de latir al darse cuenta de que Tom no respiraba. Aterrorizada, alargó una temblorosa mano para tocarlo.
Él inspiró con brusquedad.
Mientras Afrodita tendía la mano hacia Tom, ______ percibió en sus ojos la necesidad de sentir el amor de un hijo que ni siquiera sabía que estaba allí. Era la misma mirada anhelante que a menudo captaba en los ojos de Tom cuando él no era consciente de que lo estaba observando. 
¿Cómo era posible que dos personas que se necesitaban tan desesperadamente no fuesen capaces de arreglar las cosas?
Afrodita desapareció en el mismo instante que Tom abrió los ojos.
______ se acercó a él. Temblaba tanto que le castañeteaban los dientes. La fiebre había desaparecido y su piel estaba tan fría como el hielo.
Recogió el edredón del suelo y lo cubrió con él.
— ¿Qué ha pasado? —preguntó Tom con voz insegura. 
— Tu madre te liberó.
Tom pareció enmudecer por la sorpresa.
— ¿Mi madre? ¿Ha estado aquí?
______ asintió con la cabeza.
— Estaba preocupada por ti.
Tom no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Sería cierto?
Pero, ¿por qué iba a ayudarlo su madre ahora si siempre le había vuelto la espalda cuando más la había necesitado? No tenía sentido.
Con el ceño fruncido, intentó bajarse de la cama.
— No, ni hablar —le dijo ______ con brusquedad—. Acabo de hacer que te pongas bien y no voy a…
— Necesito ir al baño urgentemente —la interrumpió él.
— ¡Ah! 
______ lo ayudó a bajar de la cama. Estaba tan débil que no se aguantaba en pie y ella lo sostuvo hasta atravesar el pasillo. Tom cerró los ojos e inhaló el dulce aroma de ______. Temeroso de hacerle daño, intentó no apoyarse demasiado en ella.
Su corazón se enterneció al ver la forma en que ella lo cuidaba, al percibir la sensación de sus brazos envolviéndole la cintura mientras lo ayudaba a caminar.
Su ______. ¿Cómo iba a soportar separarse de ella?
Una vez atendió sus necesidades, ella le preparó un baño caliente y lo ayudó a meterse en la bañera.
Tom la contempló mientras lo lavaba. Le parecía imposible que hubiese permanecido a su lado todo aquel tiempo. No recordaba casi nada de los últimos días, pero se acordaba del sonido de su voz atravesando la oscuridad para reconfortarlo.
La había oído pronunciar su nombre a gritos y, en ocasiones, estaba seguro de haber sentido su mano sobre la piel, anclándolo a la cordura. 
Sus caricias habían sido su salvación.
Cerrando los ojos, disfrutó de la sensación de las manos de ______ deslizándose sobre su piel mientras lo lavaba. Le recorrían el pecho, los brazos y el abdomen. Y cuando rozaron accidentalmente su erección, no pudo evitar dar un respingo ante la intensidad con la que percibió la caricia. 
Cómo la deseaba…

CAPITULO # 105
Cómo la deseaba…
— Bésame —balbució Tom.
— ¿No será peligroso?
Él le sonrió.
— Si pudiese moverme ya estarías conmigo en la bañera. Te aseguro que en este momento estoy tan indefenso como un bebé.
Vacilante, ella se humedeció los labios y le acarició una mano; su roce fue suave y tierno. Lo miró fijamente a los labios como si pudiera devorarlo, y Tom sintió que el frío desaparecía al contemplar sus ojos. 
______ se inclinó y lo besó con ansia. Él gimió al sentir sus labios; anhelaba mucho más. Necesitaba sus caricias.
Para su sorpresa, obtuvo lo que deseaba.
______ se apartó un instante de sus labios, lo suficiente para quitarse la ropa y quedarse desnuda ante él. Lentamente y con movimientos seductores, se metió en la bañera y se sentó a horcajadas sobre su cintura. 
Tom volvió a gemir al sentir su vello púbico sobre el estómago. ______ lo besó de nuevo, tan ardientemente que él creyó que se abrasaba. 
¡Maldición, ni siquiera podía abrazarla! No podía mover los brazos. Y necesitaba con desesperación rodearla con fuerza. 
Ella debió percibir su frustración porque se incorporó con una sonrisa.
— Ahora me toca mimarte —susurró antes de enterrar los labios en su cuello.
Cerró los ojos mientras ______ dejaba un rastro de besos sobre su pecho. Cuando llegó al pezón todo comenzó a darle vueltas al sentir la lengua de ______ jugueteando y succionándolo. Nada había conseguido estremecerlo del modo que lo hacían sus caricias. No recordaba ninguna ocasión en la que alguien le hubiese hecho el amor a él. 
Y ninguna mujer se había entregado de aquel modo. Ni le había dado tanto. 
Contuvo la respiración en el momento que ella introdujo la mano entre sus cuerpos.
— Ojalá pudiese hacerte el amor —susurró Tom.
Ella alzó la cabeza para mirarlo a los ojos.
— Lo haces cada vez que me tocas.
Sin saber cómo, consiguió abrazarla, aunque los brazos no dejaban de temblarle, y la atrajo hacia su pecho para reclamar sus labios. 
La escuchó quitar el tapón con el pie mientras profundizaba el beso aún más y atormentaba con leves caricias su miembro hinchado. 
Tom sintió vértigo al notar la mano de ella sobre su ereccion. Ansiaba sus caricias; las anhelaba de un modo que no era capaz de definir. 
Una vez la bañera se vació de agua, ______ abandonó sus labios para abrasarle la piel con diminutos besos, descendiendo por el pecho. Tom echó la cabeza hacia atrás y la apoyó en el borde mientras ella le pasaba la lengua por el estómago y la cadera.
Y entonces, para su sorpresa, se llevó su miembro a la boca. Él gruñó y le sujetó la cabeza con ambas manos, deleitándose en las sensaciones que provocaban la lengua y la boca de ______, lamiendo y rodeando su miembro. Ninguna otra mujer había hecho eso antes. Se habían limitado a tomar lo que podían de él, sin ofrecerle jamás nada a cambio. 
Hasta que ______ llegó.
Su boca arrasó con los resquicios de su sentido común y venció lo poco que quedaba de su resistencia. Le temblaba todo el cuerpo por la ternura que ella estaba demostrando.
— Lo siento —se disculpó ______, alejándose de él—. Otra vez estás temblando de frío.
— No es por el frío —le contestó con voz ronca—. Es por ti.
La sonrisa de ______ le atravesó el corazón. Volvió a inclinarse y prosiguió con su implacable asalto. 
Cuando terminó, Tom creyó haber sufrido una intensa sesión de tortura. No podría sentirse más satisfecho aunque hubiese llegado al clímax. 
______ lo ayudó a salir de la bañera. Aún le temblaban las piernas y tuvo que apoyarse en ella para llegar a la habitación. 
Ella lo sostuvo hasta que estuvo acostado y, después, lo tapó con todas las mantas que encontró. Depositó un beso tierno sobre su frente y acomodó la ropa de la cama.
— ¿Tienes hambre?
Tom sólo fue capaz de asentir con la cabeza.
Ella se apartó de su lado el tiempo justo para calentar un tazón de sopa. Cuando regresó, él estaba profundamente dormido. 
Dejó el tazón en la mesita de noche y se acostó junto a él. Lo abrazó y se quedó dormida.

Tom tardó tres días en recuperar toda su fuerza. Durante todo ese tiempo, ______ estuvo a su lado. Ayudándolo.
No acababa de comprender el motivo de la devoción que ella le profesaba. Y su fuerza. Era la mujer que había estado esperando toda su vida. Y con cada día que pasaba, era consciente de que el amor que sentía por ella crecía un poco más. La necesitaba a su lado. 
— Tengo que decírselo —se dijo a sí mismo mientras se secaba con una toalla. No podía permitir que pasara un día más sin que ella supiese lo que significaba para él.
Dejó el cuarto de baño y atravesó el pasillo hasta llegar al dormitorio de ______. Estaba hablando con Selena.
— Por supuesto que no le he contado lo que su madre me dijo. ¡Jesús!
Tom retrocedió un paso y se apoyó contra la pared mientras escuchaba a ______.
— ¿Qué se supone que debo decirle? ¿«Por cierto, Tom, tu madre me ha amenazado»?
Él sintió que acababan de darle un golpe en el pecho y comenzó a verlo todo negro. Entró a la habitación.
— ¿Cuándo has hablado con mi madre? —inquirió.
______ alzó la vista, sorprendida.
— Esto… Lanie, tengo que colgar. Adiós. —Dejó el auricular en su sitio.
— ¿Cuándo has hablado con ella? —insistió.
______ encogió los hombros descuidadamente.
— El día que comenzaste a sentirte mal.
— ¿Qué te dijo?
Ella volvió a encoger los hombros, esta vez con timidez. 
— No fue una verdadera amenaza, sólo me dijo que no te compartiría conmigo. 
La ira lo atravesó. ¡Cómo se había atrevido! ¿Quién demonios se creía su madre que era como para exigir que ______ o él mismo la obedecieran?
Qué imbécil había sido al pensar que el corazón de Afrodita se había ablandado. 
¿Cuándo iba a aprender?
— Tom —lo increpó ______, poniéndose en pie y acercándose a él, al pie de la cama—, ella ha cambiado. Cuando vino a liberarte…
— No, ______ —la interrumpió—. La conozco mucho mejor que tú.
Y sabía de lo que su madre era capaz. Su crueldad hacía que las acciones de su padre pareciesen meras travesuras. 
Con el corazón abatido, comprendió que jamás podría confesarle a ______ lo que sentía por ella.
Y lo que era aún peor, no podía quedarse con ella. Si algo había aprendido acerca de los dioses era que jamás lo dejarían vivir en paz. 
¿Cuánto tiempo tardarían en hacer daño a ______? ¿Cuánto tiempo le llevaría a Príapo ponerla en su contra? ¿O cuándo se vengaría su madre de ambos?
Tarde o temprano, le pasarían factura por ser feliz. No le cabía la menor duda. Y la simple idea de que ______ pudiese sufrir…
No. Jamás podría arriesgarse.

CAPITULO # 106 (FIN DEL MARATOM)

Los días pasaron volando mientras ellos permanecían tanto tiempo juntos como les resultaba posible.
Tom enseñó a ______ cultura clásica griega y algunas formas muy interesantes de disfrutar del Reddi-wip y la crema de chocolate. ______ le enseñó a desahuciar al contrario en el Monopoly y a leer en inglés. 
Después de unas cuantas clases más de conducción, y de un nuevo embrague, ______ reconoció que Tom no tenía futuro al frente de un volante. 
A ______ le parecía que apenas había pasado el tiempo y, sin embargo, el último día del plazo de Tom llegó tan rápido que la dejó aterrorizada.
La noche previa a ese fatídico día, hizo el más sorprendente de los descubrimientos: no podía vivir sin Tom. 
Cada vez que pensaba en retomar su antigua vida, sin él, creía morir de dolor. 
Pero finalmente comprendió que la decisión era de Tom, y sólo de él.
— Por favor, Tom —le susurró mientras él dormía a su lado—. No me abandones.

Ninguno de los dos habló mucho en todo el día. De hecho, Tom la evitó constantemente.
Eso, más que ningún otro detalle, le hizo imaginarse cuál era la decisión que había tomado. 
______ tenía el corazón destrozado. ¿Cómo podía abandonarla después de todo lo que habían pasado juntos? ¿Después de todo lo que habían compartido?
No podía soportar la idea de perderlo. La vida sin él sería intolerable. 
Al atardecer, lo encontró sentado en la mecedora del porche, contemplando el sol por última vez. Su rostro tenía una expresión tan dura que apenas si podía reconocer al hombre alegre que había llegado a amar tanto. 
Cuando el silencio se hizo demasiado insoportable, le habló:
— No quiero que me abandones. Quiero que te quedes aquí, en mi época. Puedo cuidar de ti, Tom. Tengo mucho dinero y te enseñaré todo lo que desees saber. 
— No puedo quedarme —le contestó entre dientes—. ¿Es que no lo entiendes? Todos los que han estado cerca de mí alguna vez han sido castigados por los dioses: Jasón, Penélope, Calista, Atolycus. —La miró como si estuviese aturdido—. ¡Por Zeus! Kyrian acabó crucificado.
— Esta vez será diferente.
Se puso en pie y la miró con dureza. 
— Tienes razón. Será diferente. No voy a quedarme aquí para ver cómo mueres por mi culpa.
Pasó por su lado y entró a la casa.
______ apretó los puños, deseando estrangularlo.
— ¡Eres un… testarudo!
¿Cómo podía ser tan insoportable?
En ese momento notó que el diamante del anillo de boda de su madre se le clavaba en la palma de la mano. La abrió y lo miró durante un buen rato. Estaba a punto de conseguir que el pasado dejara de atormentarla. Por primera vez en su vida tenía un futuro en el que pensar. Un futuro que la llenaba de felicidad.
Y no estaba dispuesta a permitir que Tom lo echara todo por la borda.
Más decidida que nunca, abrió la puerta de la casa y sonrió maliciosamente.
— No vas a librarte de mí, Tom de Macedonia. Puede que hayas vencido a los romanos, pero te aseguro que a mi lado son unos enclenques. 
Tom estaba sentado en la salita, con su libro en el regazo. Pasaba la palma de la mano sobre la antigua inscripción, despreciándola más que nunca.
Cerró los ojos y recordó la noche que ______ lo convocó. Recordó lo que se sentía cuando no tenía conciencia de su propia identidad. Cuando no era más que un simple esclavo sexual griego.
Hacía mucho, mucho tiempo que se hallaba perdido en un lugar oscuro y temible, y ______ lo había encontrado. 
Con su fortaleza y su bondad había conseguido desafiar lo peor que había en él y le había devuelto la humanidad. Sólo ella había percibido su corazón y había decidido que merecía la pena luchar por él.
Quédate con ella.
¡Por los dioses!, qué fácil parecía. Qué sencillo. Pero no se atrevía. Ya había perdido a sus hijos. ______ era la dueña de lo que le quedaba de corazón, y perderla por culpa de su hermano…
Sería lo más doloroso a lo que jamás se hubiera enfrentado.





CHICAS!! YA VA A ACABAR LA HISTORIA :(( ... LO SE SOLO QUEDAN 11 CAPS Y SE ACABA ... LO SE ... ES TRISTE PERO NI MODOS ... BUENO ESPERO QUE LES GUSTEN LOS CAPS ... NOS VEMOS EN LA PROXIMA ACTUALIZACION, IGUAL SI VEO MAS DE 1 COMENTARIO LES AGREGO SINO .. NO ... ADIOS :))

3 comentarios:

  1. :O Afrodita por fiin hizo algo x Tom lo ayudo, ojala (Tn) no permita q el la abandone, quiero q queden juntos y ademas me muero x leer su primera vez q me imagino sera muy especial.. Q Tom no la deje sola ojala se quede con ella y luchen juntos en contra de su hermano, ellos merecen ser felices xq han sufrido mucho.. espero el proximo virgiii me encantooooooo y también espero leer la primera vez entre Tom y (Tn).. ya me muero x saber q pasara en el proximo cap!!!

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  2. Ojala que Afrodita halla ayudado a Tom sin nada a cambio!!

    Tom tiene que quedarse con ella.. Si o sii.. Que cosa lo hará cambiar de opinión..

    Siguepaa xDD

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  3. Siguela por favorrrrrr, diosss que nervious tengo no quiero que acabe y quiero saber ya como acabará hahahahahaha

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