viernes, 6 de diciembre de 2013

Capitulos de Maratom

CAPITULO 1

-Cielo, necesitas que te echen un buen polvo.

______ Alexander se estremecio al escuchar el grito de Selena en mitad del pequeño café de Nueva Orleans, donde se encontraban apurando los restos del amuerzo, consistente en judías rojas con arroz. Desafortunadamente para ella, la voz de su amiga poseía un encantador timbre agudo que podía hacerse oir incluso en mitad de un huracán. Y que en esta ocasión, fue seguido de un repentino silencio en el atestado local. Al echar un vistazo a las mesas cercanas, ______ percibio que los hombres dejaban de hablar, y se giraban para observarlas con mucho mas interés del que ella le gustaría. ¡Jesus! ¿Aprendera alguna vez Selena a hablar en voz baja? O peor aun, ¿Qué será lo próximo que haga, quitarse la ropa y bailar desnuda sobre las mesas? Otra vez. Por enésima vez desde que se conocieron, ______ deseaba que Selena pudierse sentirse avergonzada. Pero su vistosa, y a menudo extravagante, amiga no conocía el significado de dicha palabra. Se tapo la cara con las manos e hizo lo que pudo para ignorar a los curiosos mirones. Un deseo irrefrenable de deslizarse bajo la mesa, acompañado de una urgencia aun mayor de darle una buena patada a Selana, la consumían.

-¿Por qué no hablas un poquito mas alto? – murmuro – supongo que los hombres de canada no habran podido escucharte.

-Oh, no lo se – dijo el guapísimo camarero moreno al detenerse junto a su mesa – seguro se dirigen hacia aquí mientras hablamos.

Un calor abrasador tomo por asalto las mejillas de _______ ante tan diabólica sonrisa que le dedico el camarero, obviamente en edad de acudir a la universidad.

-¿Puedo ofrecerles algo mas señoras? – pregunto y despues miro directamente a ______ - o para ser mas exactos, ¿Hay algo que pueda hacer por usted, señora?

¿Qué tal una bolsa con la que taparme la cabeza y un garrote para golpear a Selena?

-Creo que ya hemos acabado – contesto _____ con las mejillas ardiendo. Definitivamente, mataria a selena por esto – solo necesitamos la cuenta.

-Muy bien, entonces – dijo sacando la nota y escribiendo algo en la parte superior del papel. La coloco justo delante de ______ - puede hacerme una llamadita si necesita cualquier cosa.

Una vez el camarero se marcho, _____ se dio cuenta de que había anotado su nombre y su teléfono en la parte superior del papel. Selena le echo un vistaso y solto una carcajada.

-Espera y veras – le dijo ______, reprimiendo una sonrisa mientras calculaba el importe de la mitad de la cuenta con su Palm Pilot – me las pagaras.

Selena ignoro la amenaza y se dedico a buscar el dinero en su bolso adornado con cuentas.

-Si, si. Eso lo dices ahora. Si yo estuviera en tu lugar, marcaria ese numero. Es monísimo el chico.

-Jovencisimo – corrigio _____ - y creo que voy a pasar. Lo ultimo que necesito es que me encierren por corrupción de menores.

Selena paseo la mirada por el preciso lugar donde el camarero esperaba, con una cadera apoyada en la barra.

-Si pero don igualito a Taylor Lautner, que esta ahí enfrente, bien lo merece. Me pregunto si tendrá algun hermano mayor …

-Y yo me pregunto cuanto estaría dispuesto a pagar Bill por saber que su mujer se ha pasado todo el almuerzo comiéndose con los ojos al chaval.

Selena resoplo mientras dejaba el dinero sobre la mesa.

-No me lo estoy comiendo. Lo estoy evaluando para ti. Despues de todo, era de tu vida sexual de la que hablábamos.

-Bueno, mi vida sexual es sensacional y no le interesa a la gente que nos rodea – y tras soltar el dinero en la mesa, cogio el ultimo trozo de queso y se encamino a la puerta.

-No te enfades – le dijo Selena mientras salía tras ella a la calle, atestada de turistas y de los clientes habituales de los establecimientos de Jackson Square.

Las notas del Jazz de un solitario saxofón se escuchaban por encima de la cacofonía de voces, caballos y motores de automóviles, una oleada de calor típico de Louisiana las recibió al salir a la calle. Intentando no hacer caso al aire, tan espeso que dificultaba la respiración, ______ se abrió camino entre la multitud y los tenderetes ambulantes, dispuestos a lo largo de la valla de hierro que rodeaba Jackson Square.

-Sabes que es cierto – le dijo Selena una vez la alcanzo – quiero decir ¡Dios mio, _____! ¿Cuánto hace? ¿Dos años?

-Cuatro – contesto ella con aire ausente - ¿Pero a quien le interesa llevar la cuenta?

-¿Cuatro años sin tener relaciones sexuales? – repitió Selena incrédula.

Varios mirones se detuvieron, curiosos, para observar alternativamente a Selena y a ______.Ajena – como era habitual en ella – a la atención que despertaban, Selena continuo sin detenerse.

-No me digas que tu haz olvidado que estamos en plena Era de la Electronica. O sea, vamos a ver, ¿Alguno de tus pacientes sabe que llevas tanto tiempo sin tener relaciones?.

______ acabo de tragarse el trozo de queso y le dedico a su amiga una desagradable y furiosa mirada. ¿Es que la intención de Selena era la de gritar a todo pulmón, en plena Vieux Carre, sus asuntos personales a todo humano y caballo que pasara por la zona?.

-Baja la voz – le dijo, y añadio con sequedad – no creo que sea de la incumbencia de mis pacientes si soy o no la reencarnacion de la virgen. Y con respecto a la Era de la Electronica, no quiero tener una relación con algo que viene acompañado de una etiqueta con advertencias y unas pilas.

Selena solto un bufido.

-Si, vale, oyéndote hablar se diría que la mayoría de los hombres deberían venir acompañados de una etiqueta con estas advertencias: - alzo las manos para enmarcar la siguiente afirmación – Atencion, porfavor, alerta Psiquica. Yo, macho-man, soy propenso a sufrir horribles cambios de humor, y a poner caras largas, y poseo la habilidad de decir la verdad a una mujer sobre su peso- sin previo aviso _____ solto una carcajada, había estado de carretilla, en innumerables ocasiones, ese discursito sobre las etiquetas que deberían llevar los hombres.

-Ah, ya lo entiendo. La doctora Amor – le dijo Selena imitando la voz de la doctora Ruth – usted se limita a sentarse y escuchar como sus pacientes le largan todos los detalles intimos de sus encuentros sexuales, mientras usted vive con un miembro vitalicio del “Club de las bragas de Teflon” – bajando la voz, Selena añadió – no puedo creer que despues de todo lo que haz escuchado en tus sesiones, nada haya conseguido revolucionar tus hormonas.

______ le lanzo una mirada divertida.

-Bueno, a ver, soy una sexóloga. No me beneficiaria mucho que mis pacientes se dedicaran a hacerme experimentar la petit mort mientras echan fuera sus problemas. En serio, perdería el titulo.

CAPITULO 1 (PARTE 2)

-Pues no entiendo como puedes aconsejarles, cuando ni siquiera te acercas a un hombre.

Haciendo una mueca, _____ comenzó a caminar hacia el lado opuesto de la plaza. Justo enfrente de la oficina de la información turística, donde Selena había instalado su puestecillo para echar las cartas y leer las líneas de las manos. Cuando llego al tenderete – una mesa cubierta con una manta de color morado intenso – suspiro.

-Sabes que no me importaría quedarme con un hombre que se mereciera que me depilara las piernas. Pero la mayoría resulta ser una perdida de tiempo tan evidente que prefiero sentarme en el sofá y ver las reposiciones de Hee Haw.

Selena le dedico una expresión irritada.

-¿Qué tenia de malo Gerry?

-Mal aliento.

-¿Y Jaime?

-Le encantaba jugarse la nariz, especialmente durante la cena.

______ miro a Selena y esta alzo las manos.

-Vale quizás tuviera un pequeño problema con lo de las apuestas. Pero es que todos necesitamos distraernos con algo.

_____ la miro furiosa.

-Eh, Madam Selena ¿Ya haz regresado de almorzar? – le pregunto Susana desde el puestecillo situado justo al lado del suyo, en el que vendia objetos de loza y dibujos, hechos por ella.

Unos años mas joven que ellas, Susana tenia una larga melena negra y siempre llevaba ropas que a ______ le hacían pensar que estaba delante de un nada. Su vestimenta de hoy consistía en una liviana falda blanca, que hubiese resultado obscena de no ser por los leotardos rosados que llevaba debajo, y una preciosa camisa de estilo medieval.

-Si, ya he vuelto – le contesto Selena mientras se arrodillaba para abrir la tapa del carrito de la compra que todas las mañanas aseguraba a la verja de hierro con una de esas cadenas que se usan para las bicicletas - ¿Algo interesante durante mi ausencia?

-Un par de chicos tomaron una de tus tarjetas y dijeron que regresarían despues de comer.

-Gracias – dijo Selena guardando el monedero en el carro, saco la caja de puros azul donde guardaba el dinero y las cartas de tarot – siempre envueltas en un pañuelo de seda negra –y un delgado pero gigantesco libro con tapas de cuero marron que _____ nunca había visto. Selena se coloco su enorme pamela de paja, se dio la vuelta y se puso de pie.

-¿Tus artículos tienen los precios marcados? – pregunto Susana.

-Si – le contesto esta mientras cogia su monedero – sigo diciendo que trae mala suerte, pero al menos, si alguien quiere saber lo que valen cuando no estoy, puede averiguarlo.

Una motocicleta de aspecto desastroso freno a cierta distancia.

-¡Eh Susana! – grito el conducto – mueve el culo. Tengo hambre.

La chica le saludo sin hacer caso a la orden.

-No me agobies o comeras tu solo – le contesto mientras caminaba sin prisas hacia el, y se subia a la parte trasera de la moto.

_____ movio la cabeza mientras les observaba. Susana necesita que alguien le aconsejara sobre sus citas, muchos mas que ella. Les siguió con la mirada mientras pasaban delante del café du Monde.

-Oh! Un beignet seria un estupendo postre.

-La comida no puede sustituir al sexo – le dijo Selena mientras colocaba las cartas y el libro sobre la mesa - ¿No es eso lo que siempre dices …?

-De acuerdo, le punto es tuyo. Pero, en serio, ¿A que viene este repentino interés en mi vida sexual? Mejor dicho, en mi falta de ella.

Selena cogio el libro.

-Tengo una idea.

El escalofrio que sintió ante las palabras de Selena le llego hasta los huesos y eso que el calor era agobiante. Y ella no se asustaba fácilmente. Bueno, a no ser que su amiga estuviera involucrada con una de sus ideas típicas de “mama gallina”.

-¿No sera otra sesión de espiritismo?

-No esto es mejor.

En su interior, _____ se encogio y comenzó a preguntarse que seria de su vida en esos momentos si hubiese tenido una compañera de habitacion normal en primer año en Tulane, en lugar de Selena “quiero ser una gitana traviesa”. De algo estaba segura: no estaría discutiendo de su vida sexual en medio de una calle llena de gente.

CAPITULO 1 (PARTE 3)

En ese momento, se fijo en lo diferentes que eran. Ella soportaba el húmedo calor con un ligero vestido sin mangas de seda color crema, de Ralph Lauren, llevaba el pelo oscuro recogido en un sofisticado moño. En contraste, Selena llevaba una larga y vaporosa falda negra con un ceñido top de tirantes morado que apenas le cubria sus generosos senos. El pelo castaño y rizado, que le llegaba a los hombros, estaba recogido con un pañuelo de seda negra, con motas semejantes a las de un leopardo. El atuendo se acompletaba con unos enorme aretes de plata, en forma de luna llena, que colgaban prácticamente hasta los hombros. Sin mencionar el yacimiento de plata que se había colgado en ambas muñecas, en forma de ciento cincuenta pulseras. Pulseras que tintineaban cada vez que se movia. La gente siempre había reparado sus diferencias físicas, pero ella sabia que Selena escondia una mente astuta y una gran inseguridad bajo su <<exótico>> atuendo. Por dentro, se parecían mucho mas de lo que cualquiera podía imaginar. Excepto en la extraña creencia que Selena hbia desarrollado por el ocultismo. Y en su insaciable apetito sexual. Acercándose a ella, Selena dejo el libro en las manos – poco dispuestas a cogerlo – de _____ y comenzó a pasar las hojas. Se las arreglo para no dejarlo caer. Y para no poner los ojos en blanco por la exasperación que la invadia.

-Encontre esto el otro dia, en esa vieja librería que hay junto al Museo de Cera. Estaba cubierto por una montaña de polvo; intentaba encontrar un libro sobre psicometría cuando de repente vi este, ¡Voila! – dijo señalando triunfalmente a la pagina.

_____ miro el dibujo y se quedo con la boca abierta. Jamas había visto algo parecido. El hombre del dibujo era fascinante, y la pintura estaba realizada con asombroso detalle. Si no fuese por las marcas dejadas en la pagina al haber sido impresa, se diría que se trataba de una fotografía actual de alguna antigua estatua griega. No, se corrigio asi misma: de un dios griego. Estaba claro que ningún mortal podía jamas tener esa pinta tan fantástica. Gloriosamente desnudo, el tipo exudaba poder, autoridad y una aplastante y salvaje sexualidad. Aunque su pose pareciera ser casual, daba la sensación de estar contemplando un depredador listo para ponerse en acción en cualquier momento. Las venas se le marcaban en aquel cuerpo perfecto, que prometia poseer una fuerza inigualable, diseñada específicamente para proporcionar placer a una mujer. Con la boca seca, _____ observo los musculos, que tenían las proporciones adecuadas para su altura y su peso. Contemplo la profunda hendedura que separaba los duros pectorales y bajo hasta el estomago – que suplicaba ser acariciado por una mano femenina. Y entonces llego al ombligo. Y despues a … bueno, no se les había ocurrido tapar aquello con una hoja de parra. ¿Y porque deberían haberlo hecho? ¿Quién, en su sano juicio, iba a querer ocultar unos atributos masculinos tan estupendos? Y siguiendo con aquella linea de pensamiento, ¿Quién necesitaría de un artilugio con pilas teniendo aquellos en su casa? Se humedecio los labios y volvió a la cara. Mientras contemplaba los afilados y apuestos contornos del rostro, y los labios – con una sonrisa diabólica apenas esbozada – le asalto la imagen de una ligera brisa agitando ese cabello aclarados por el sol, que se ensortijaban alrededor  alrededor del cuello, especialmente diseñado para cubrirlo de húmedos besos. Y de aquellos penetrantes ojos de color azul metálico, mientras alzaba una lanza sobre la cabeza, y gritaba.
El sofocante aire que le rodeaba se estremeció ligeramente de forma repentina, y le acarició las partes de su cuerpo expuestas a la brisa.
Casi podía escuchar el profundo timbre de la voz del tipo, y sentir cómo aquellos musculosos brazos la envolvían y la atraían hacia un pecho duro como una roca, mientras su cálido aliento le rozaba la oreja.
Percibía unas manos fuertes y expertas que vagaban por su cuerpo, y le proporcionaban un deleite exquisito, mientras buscaban sus más recónditos lugares.
Un escalofrío le recorrió la espalda y el cuerpo comenzó a palpitarle en zonas donde nunca había pensado que aquello pudiese ocurrir. Sentía un dolor fiero y exigente que jamás había experimentado.
Parpadeó y volvió a mirar a Selena, para ver si también ella se había visto afectada del mismo modo. Pero si así era, no daba señales de ello.
Debía estar alucinando. ¡Exacto! Las especias de las judías le habían llegado al cerebro y lo habían convertido en papilla.
— ¿Qué opinas de él? —le preguntó Selena, mirándola por fin a los ojos.
______ se encogió de hombros, en un esfuerzo por olvidar la hoguera que abrasaba su cuerpo. Pero sus ojos volvieron a demorarse en las perfectas formas del hombre.
— Se parece a un paciente que tuvo cita ayer.
Bueno, no era exactamente cierto… el chico que había estado en su consulta era medianamente atractivo, pero nada que ver con el hombre del dibujo.
¡Jamás había visto algo así en toda su vida!
— ¿De verdad? —los ojos de Selena adquirieron un matiz oscuro que pronosticaba el comienzo de su sermón sobre las oportunidades de conseguir una cita y la intervención del destino.
— Sí —dijo cortando a Selena antes de que pudiese comenzar a hablar—. Me dijo que era una lesbiana atrapada en el cuerpo de un hombre.
Selena abrió la boca, muda de asombro. Cogió el libro, quitándoselo a ______ de las manos, y lo cerró con fuerza mientras la miraba furiosa.
— Siempre conoces a las personas más extrañas.
______ alzó una ceja.
— Ni se te ocurra decirlo —dijo Selena mientras ocupaba su sitio habitual tras la mesa. Colocó el libro a su lado—. Te lo advierto; esto —dijo, dando dos golpecitos al libro— es lo que estás buscando.
______ miró fijamente a su amiga mientras pensaba en lo absolutamente convincente que parecía Madam Selene —autoproclamada Señora de la Luna—, sentada tras sus cartas de tarot, con aquella mesa morada, y el misterioso libro bajo las manos. En ese momento, casi podía creer que Selena era en realidad una esotérica gitana.
Si creyera en esas cosas.
— Vale —dijo ______ dándose por vencida—. Deja de hablar con rodeos y dime qué tienen que ver ese libro y ese dibujo con mi vida sexual.
El rostro de Selena adoptó una expresión bastante seria.
— El tipo que te he enseñado… Logan… es un esclavo sexual griego que está obligado a cumplir los deseos de aquélla que le invoque, y a adorarla.
______ se rió con ganas. Sabía que estaba siendo muy maleducada, pero no pudo evitarlo. ¿Cómo demonios iba creer Selena, una licenciada en historia antigua y en física, premiada con la beca Rhodes , y con un doctorado en filosofía, en algo tan ridículo, aun con todas sus excentricidades?
— No te rías. Lo digo en serio.
— Ya lo sé, eso es lo que me hace gracia —se aclaró la garganta y se serenó—. Vale, ¿qué tengo que hacer?, ¿quitarme la ropa y bailar desnuda en Pontchartrain a medianoche? —un leve intento de sonrisa curvó sus labios, sin importarle que los ojos de Selena se oscurecieran a modo de aviso—. Tienes razón, me encargaré de conseguir una buena sesión de sexo, pero no creo que sea con un espléndido esclavo sexual griego.
El libro se cayó de la mesa.
Selena dio un grito, se levantó de un salto y tiró la silla.
______ jadeó.
— Lo empujaste con el codo, ¿verdad?
Selena negó con la cabeza muy despacio; tenía los ojos abiertos como platos.
— Confiésalo, Lanie.
— No fui yo —dijo con una expresión mortalmente seria—. Creo que lo ofendiste.
Moviendo la cabeza ante aquella necedad, ______ sacó del bolso las gafas de sol y las llaves. Bien, estupendo, esto se parecía a la época de la facultad, cuando Lanie le habló de usar una Ouija, y lo amañó todo para que le dijese que se iba a casar con un dios griego cuando cumpliera los treinta años, y que iba a tener seis hijos con él.
Hasta el día de hoy, Selena se negaba a admitir que había sido ella la que dirigiera el puntero.
Y, en este preciso momento, hacía demasiado calor bajo el implacable sol de agosto como para discutir.

CAPITULO 1 (PARTE 4)

— Mira, necesito regresar al despacho. Tengo una cita a las dos en punto y no quiero coger un atasco —le dijo mientras se ponía las Ray-Ban—. ¿Vendrás entonces esta noche?
— No me lo perdería por nada del mundo. Llevaré el vino.
— Bien, te veo a las ocho. —E hizo una larga pausa para añadir:— Dile a Bill que hola y que gracias por dejarte visitarme por mi cumpleaños.
Selena la observó alejarse y sonrió.
— Espera a ver tu regalo —susurró, y recogió el libro del suelo. Pasó la mano por la suave tapa de cuero repujado, y quitó unas motas de polvo.
Volvió a abrirlo y observó de nuevo el maravilloso dibujo; aquellos ojos habían sido dibujados con tinta negra, y aun así, daban la impresión de ser de un profundo azul cobalto.
Por una sola vez su hechizo iba a funcionar. Estaba segura.
— Te gustará ______, Logan —murmuró dirigiéndose al hombre mientras recorría con los dedos su cuerpo perfecto—. Pero debo advertirte algo: acabaría con la paciencia de un santo. Y traspasar sus defensas va a resultar más duro que abrir una brecha en la muralla de Troya. No obstante, si alguien puede ayudarla, ése eres tú.
Sintió que el libro desprendía una súbita oleada de calor bajo su mano, y supo instintivamente que era la forma que Logan elegía para darle la razón.
______ pensaba que estaba loca a causa de sus creencias, pero siendo la séptima hija de una séptima hija, y con la sangre gitana que corría por sus venas, Selena sabía que había ciertas cosas en la vida que desafiaban cualquier explicación. Ciertas corrientes de energía misteriosa que pasaban desapercibidas, esperando que alguien las canalizara.
Y esa noche habría luna llena.
Devolvió el libro a la seguridad del carrito de la compra y lo cerró con llave. Estaba segura que había sido cosa del destino que el libro llegara hasta ella. Había sentido su llamada tan pronto como se acercó a la estantería donde yacía.
Puesto que llevaba dos años felizmente casada, supo que no estaba destinado a ella. La usaba para llegar donde lo necesitaban.
Hasta ______.
Su sonrisa se ensanchó. Cómo sería tener a este increíblemente apuesto esclavo sexual griego a tu disposición y disponer de él durante todo un mes…

Sí. Éste era, definitivamente, un regalo de cumpleaños que ______ recordaría durante el resto de su vida.

Hello!! aqui esta el caps ... espero y les guste ... Hasta pronto :)

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