CAPITULO 1
-Cielo,
necesitas que te echen un buen polvo.
______
Alexander se estremecio al escuchar el grito de Selena en mitad del pequeño
café de Nueva Orleans, donde se encontraban apurando los restos del amuerzo,
consistente en judías rojas con arroz. Desafortunadamente para ella, la voz de
su amiga poseía un encantador timbre agudo que podía hacerse oir incluso en
mitad de un huracán. Y que en esta ocasión, fue seguido de un repentino
silencio en el atestado local. Al echar un vistazo a las mesas cercanas, ______
percibio que los hombres dejaban de hablar, y se giraban para observarlas con
mucho mas interés del que ella le gustaría. ¡Jesus! ¿Aprendera alguna vez
Selena a hablar en voz baja? O peor aun, ¿Qué será lo próximo que haga,
quitarse la ropa y bailar desnuda sobre las mesas? Otra vez. Por enésima vez
desde que se conocieron, ______ deseaba que Selena pudierse sentirse
avergonzada. Pero su vistosa, y a menudo extravagante, amiga no conocía el
significado de dicha palabra. Se tapo la cara con las manos e hizo lo que pudo
para ignorar a los curiosos mirones. Un deseo irrefrenable de deslizarse bajo
la mesa, acompañado de una urgencia aun mayor de darle una buena patada a
Selana, la consumían.
-¿Por qué no
hablas un poquito mas alto? – murmuro – supongo que los hombres de canada no
habran podido escucharte.
-Oh, no lo se
– dijo el guapísimo camarero moreno al detenerse junto a su mesa – seguro se
dirigen hacia aquí mientras hablamos.
Un calor
abrasador tomo por asalto las mejillas de _______ ante tan diabólica sonrisa
que le dedico el camarero, obviamente en edad de acudir a la universidad.
-¿Puedo
ofrecerles algo mas señoras? – pregunto y despues miro directamente a ______ -
o para ser mas exactos, ¿Hay algo que pueda hacer por usted, señora?
¿Qué tal una
bolsa con la que taparme la cabeza y un garrote para golpear a Selena?
-Creo que ya
hemos acabado – contesto _____ con las mejillas ardiendo. Definitivamente,
mataria a selena por esto – solo necesitamos la cuenta.
-Muy bien,
entonces – dijo sacando la nota y escribiendo algo en la parte superior del
papel. La coloco justo delante de ______ - puede hacerme una llamadita si
necesita cualquier cosa.
Una vez el
camarero se marcho, _____ se dio cuenta de que había anotado su nombre y su
teléfono en la parte superior del papel. Selena le echo un vistaso y solto una
carcajada.
-Espera y
veras – le dijo ______, reprimiendo una sonrisa mientras calculaba el importe
de la mitad de la cuenta con su Palm Pilot – me las pagaras.
Selena ignoro
la amenaza y se dedico a buscar el dinero en su bolso adornado con cuentas.
-Si, si. Eso
lo dices ahora. Si yo estuviera en tu lugar, marcaria ese numero. Es monísimo
el chico.
-Jovencisimo
– corrigio _____ - y creo que voy a pasar. Lo ultimo que necesito es que me
encierren por corrupción de menores.
Selena paseo
la mirada por el preciso lugar donde el camarero esperaba, con una cadera
apoyada en la barra.
-Si pero don
igualito a Taylor Lautner, que esta ahí enfrente, bien lo merece. Me pregunto
si tendrá algun hermano mayor …
-Y yo me
pregunto cuanto estaría dispuesto a pagar Bill por saber que su mujer se ha
pasado todo el almuerzo comiéndose con los ojos al chaval.
Selena
resoplo mientras dejaba el dinero sobre la mesa.
-No me lo
estoy comiendo. Lo estoy evaluando para ti. Despues de todo, era de tu vida
sexual de la que hablábamos.
-Bueno, mi
vida sexual es sensacional y no le interesa a la gente que nos rodea – y tras
soltar el dinero en la mesa, cogio el ultimo trozo de queso y se encamino a la
puerta.
-No te
enfades – le dijo Selena mientras salía tras ella a la calle, atestada de
turistas y de los clientes habituales de los establecimientos de Jackson
Square.
Las notas del
Jazz de un solitario saxofón se escuchaban por encima de la cacofonía de voces,
caballos y motores de automóviles, una oleada de calor típico de Louisiana las
recibió al salir a la calle. Intentando no hacer caso al aire, tan espeso que
dificultaba la respiración, ______ se abrió camino entre la multitud y los
tenderetes ambulantes, dispuestos a lo largo de la valla de hierro que rodeaba
Jackson Square.
-Sabes que es
cierto – le dijo Selena una vez la alcanzo – quiero decir ¡Dios mio, _____!
¿Cuánto hace? ¿Dos años?
-Cuatro –
contesto ella con aire ausente - ¿Pero a quien le interesa llevar la cuenta?
-¿Cuatro años
sin tener relaciones sexuales? – repitió Selena incrédula.
Varios
mirones se detuvieron, curiosos, para observar alternativamente a Selena y a
______.Ajena – como era habitual en ella – a la atención que despertaban,
Selena continuo sin detenerse.
-No me digas
que tu haz olvidado que estamos en plena Era de la Electronica. O sea, vamos a
ver, ¿Alguno de tus pacientes sabe que llevas tanto tiempo sin tener
relaciones?.
______ acabo
de tragarse el trozo de queso y le dedico a su amiga una desagradable y furiosa
mirada. ¿Es que la intención de Selena era la de gritar a todo pulmón, en plena
Vieux Carre, sus asuntos personales a todo humano y caballo que pasara por la
zona?.
-Baja la voz
– le dijo, y añadio con sequedad – no creo que sea de la incumbencia de mis
pacientes si soy o no la reencarnacion de la virgen. Y con respecto a la Era de
la Electronica, no quiero tener una relación con algo que viene acompañado de
una etiqueta con advertencias y unas pilas.
Selena solto
un bufido.
-Si, vale,
oyéndote hablar se diría que la mayoría de los hombres deberían venir
acompañados de una etiqueta con estas advertencias: - alzo las manos para
enmarcar la siguiente afirmación – Atencion, porfavor, alerta Psiquica. Yo,
macho-man, soy propenso a sufrir horribles cambios de humor, y a poner caras
largas, y poseo la habilidad de decir la verdad a una mujer sobre su peso- sin
previo aviso _____ solto una carcajada, había estado de carretilla, en
innumerables ocasiones, ese discursito sobre las etiquetas que deberían llevar
los hombres.
-Ah, ya lo
entiendo. La doctora Amor – le dijo Selena imitando la voz de la doctora Ruth –
usted se limita a sentarse y escuchar como sus pacientes le largan todos los
detalles intimos de sus encuentros sexuales, mientras usted vive con un miembro
vitalicio del “Club de las bragas de Teflon” – bajando la voz, Selena añadió –
no puedo creer que despues de todo lo que haz escuchado en tus sesiones, nada
haya conseguido revolucionar tus hormonas.
______ le
lanzo una mirada divertida.
-Bueno, a
ver, soy una sexóloga. No me beneficiaria mucho que mis pacientes se dedicaran
a hacerme experimentar la petit mort mientras echan fuera sus problemas. En
serio, perdería el titulo.
CAPITULO 1
(PARTE 2)
-Pues no
entiendo como puedes aconsejarles, cuando ni siquiera te acercas a un hombre.
Haciendo una
mueca, _____ comenzó a caminar hacia el lado opuesto de la plaza. Justo
enfrente de la oficina de la información turística, donde Selena había
instalado su puestecillo para echar las cartas y leer las líneas de las manos.
Cuando llego al tenderete – una mesa cubierta con una manta de color morado
intenso – suspiro.
-Sabes que no
me importaría quedarme con un hombre que se mereciera que me depilara las
piernas. Pero la mayoría resulta ser una perdida de tiempo tan evidente que
prefiero sentarme en el sofá y ver las reposiciones de Hee Haw.
Selena le
dedico una expresión irritada.
-¿Qué tenia
de malo Gerry?
-Mal aliento.
-¿Y Jaime?
-Le encantaba
jugarse la nariz, especialmente durante la cena.
______ miro a
Selena y esta alzo las manos.
-Vale quizás
tuviera un pequeño problema con lo de las apuestas. Pero es que todos
necesitamos distraernos con algo.
_____ la miro
furiosa.
-Eh, Madam
Selena ¿Ya haz regresado de almorzar? – le pregunto Susana desde el puestecillo
situado justo al lado del suyo, en el que vendia objetos de loza y dibujos,
hechos por ella.
Unos años mas
joven que ellas, Susana tenia una larga melena negra y siempre llevaba ropas
que a ______ le hacían pensar que estaba delante de un nada. Su vestimenta de
hoy consistía en una liviana falda blanca, que hubiese resultado obscena de no
ser por los leotardos rosados que llevaba debajo, y una preciosa camisa de
estilo medieval.
-Si, ya he
vuelto – le contesto Selena mientras se arrodillaba para abrir la tapa del
carrito de la compra que todas las mañanas aseguraba a la verja de hierro con
una de esas cadenas que se usan para las bicicletas - ¿Algo interesante durante
mi ausencia?
-Un par de chicos
tomaron una de tus tarjetas y dijeron que regresarían despues de comer.
-Gracias –
dijo Selena guardando el monedero en el carro, saco la caja de puros azul donde
guardaba el dinero y las cartas de tarot – siempre envueltas en un pañuelo de
seda negra –y un delgado pero gigantesco libro con tapas de cuero marron que
_____ nunca había visto. Selena se coloco su enorme pamela de paja, se dio la
vuelta y se puso de pie.
-¿Tus
artículos tienen los precios marcados? – pregunto Susana.
-Si – le
contesto esta mientras cogia su monedero – sigo diciendo que trae mala suerte,
pero al menos, si alguien quiere saber lo que valen cuando no estoy, puede
averiguarlo.
Una
motocicleta de aspecto desastroso freno a cierta distancia.
-¡Eh Susana!
– grito el conducto – mueve el culo. Tengo hambre.
La chica le
saludo sin hacer caso a la orden.
-No me
agobies o comeras tu solo – le contesto mientras caminaba sin prisas hacia el,
y se subia a la parte trasera de la moto.
_____ movio
la cabeza mientras les observaba. Susana necesita que alguien le aconsejara
sobre sus citas, muchos mas que ella. Les siguió con la mirada mientras pasaban
delante del café du Monde.
-Oh! Un
beignet seria un estupendo postre.
-La comida no
puede sustituir al sexo – le dijo Selena mientras colocaba las cartas y el
libro sobre la mesa - ¿No es eso lo que siempre dices …?
-De acuerdo,
le punto es tuyo. Pero, en serio, ¿A que viene este repentino interés en mi
vida sexual? Mejor dicho, en mi falta de ella.
Selena cogio
el libro.
-Tengo una
idea.
El escalofrio
que sintió ante las palabras de Selena le llego hasta los huesos y eso que el
calor era agobiante. Y ella no se asustaba fácilmente. Bueno, a no ser que su
amiga estuviera involucrada con una de sus ideas típicas de “mama gallina”.
-¿No sera
otra sesión de espiritismo?
-No esto es
mejor.
En su
interior, _____ se encogio y comenzó a preguntarse que seria de su vida en esos
momentos si hubiese tenido una compañera de habitacion normal en primer año en
Tulane, en lugar de Selena “quiero ser una gitana traviesa”. De algo estaba
segura: no estaría discutiendo de su vida sexual en medio de una calle llena de
gente.
CAPITULO 1
(PARTE 3)
En ese
momento, se fijo en lo diferentes que eran. Ella soportaba el húmedo calor con
un ligero vestido sin mangas de seda color crema, de Ralph Lauren, llevaba el
pelo oscuro recogido en un sofisticado moño. En contraste, Selena llevaba una
larga y vaporosa falda negra con un ceñido top de tirantes morado que apenas le
cubria sus generosos senos. El pelo castaño y rizado, que le llegaba a los
hombros, estaba recogido con un pañuelo de seda negra, con motas semejantes a
las de un leopardo. El atuendo se acompletaba con unos enorme aretes de plata,
en forma de luna llena, que colgaban prácticamente hasta los hombros. Sin
mencionar el yacimiento de plata que se había colgado en ambas muñecas, en
forma de ciento cincuenta pulseras. Pulseras que tintineaban cada vez que se
movia. La gente siempre había reparado sus diferencias físicas, pero ella sabia
que Selena escondia una mente astuta y una gran inseguridad bajo su
<<exótico>> atuendo. Por dentro, se parecían mucho mas de lo que
cualquiera podía imaginar. Excepto en la extraña creencia que Selena hbia
desarrollado por el ocultismo. Y en su insaciable apetito sexual. Acercándose a
ella, Selena dejo el libro en las manos – poco dispuestas a cogerlo – de _____
y comenzó a pasar las hojas. Se las arreglo para no dejarlo caer. Y para no
poner los ojos en blanco por la exasperación que la invadia.
-Encontre
esto el otro dia, en esa vieja librería que hay junto al Museo de Cera. Estaba
cubierto por una montaña de polvo; intentaba encontrar un libro sobre
psicometría cuando de repente vi este, ¡Voila! – dijo señalando triunfalmente a
la pagina.
_____ miro el
dibujo y se quedo con la boca abierta. Jamas había visto algo parecido. El
hombre del dibujo era fascinante, y la pintura estaba realizada con asombroso
detalle. Si no fuese por las marcas dejadas en la pagina al haber sido impresa,
se diría que se trataba de una fotografía actual de alguna antigua estatua
griega. No, se corrigio asi misma: de un dios griego. Estaba claro que ningún
mortal podía jamas tener esa pinta tan fantástica. Gloriosamente desnudo, el
tipo exudaba poder, autoridad y una aplastante y salvaje sexualidad. Aunque su
pose pareciera ser casual, daba la sensación de estar contemplando un
depredador listo para ponerse en acción en cualquier momento. Las venas se le
marcaban en aquel cuerpo perfecto, que prometia poseer una fuerza inigualable,
diseñada específicamente para proporcionar placer a una mujer. Con la boca
seca, _____ observo los musculos, que tenían las proporciones adecuadas para su
altura y su peso. Contemplo la profunda hendedura que separaba los duros
pectorales y bajo hasta el estomago – que suplicaba ser acariciado por una mano
femenina. Y entonces llego al ombligo. Y despues a … bueno, no se les había
ocurrido tapar aquello con una hoja de parra. ¿Y porque deberían haberlo hecho?
¿Quién, en su sano juicio, iba a querer ocultar unos atributos masculinos tan
estupendos? Y siguiendo con aquella linea de pensamiento, ¿Quién necesitaría de
un artilugio con pilas teniendo aquellos en su casa? Se humedecio los labios y
volvió a la cara. Mientras contemplaba los afilados y apuestos contornos del
rostro, y los labios – con una sonrisa diabólica apenas esbozada – le asalto la
imagen de una ligera brisa agitando ese cabello aclarados por el sol, que se
ensortijaban alrededor alrededor del
cuello, especialmente diseñado para cubrirlo de húmedos besos. Y de aquellos
penetrantes ojos de color azul metálico, mientras alzaba una lanza sobre la
cabeza, y gritaba.
El sofocante
aire que le rodeaba se estremeció ligeramente de forma repentina, y le acarició
las partes de su cuerpo expuestas a la brisa.
Casi podía
escuchar el profundo timbre de la voz del tipo, y sentir cómo aquellos
musculosos brazos la envolvían y la atraían hacia un pecho duro como una roca,
mientras su cálido aliento le rozaba la oreja.
Percibía unas
manos fuertes y expertas que vagaban por su cuerpo, y le proporcionaban un
deleite exquisito, mientras buscaban sus más recónditos lugares.
Un escalofrío
le recorrió la espalda y el cuerpo comenzó a palpitarle en zonas donde nunca
había pensado que aquello pudiese ocurrir. Sentía un dolor fiero y exigente que
jamás había experimentado.
Parpadeó y
volvió a mirar a Selena, para ver si también ella se había visto afectada del
mismo modo. Pero si así era, no daba señales de ello.
Debía estar
alucinando. ¡Exacto! Las especias de las judías le habían llegado al cerebro y
lo habían convertido en papilla.
— ¿Qué opinas
de él? —le preguntó Selena, mirándola por fin a los ojos.
______ se
encogió de hombros, en un esfuerzo por olvidar la hoguera que abrasaba su
cuerpo. Pero sus ojos volvieron a demorarse en las perfectas formas del hombre.
— Se parece a
un paciente que tuvo cita ayer.
Bueno, no era
exactamente cierto… el chico que había estado en su consulta era medianamente
atractivo, pero nada que ver con el hombre del dibujo.
¡Jamás había
visto algo así en toda su vida!
— ¿De verdad?
—los ojos de Selena adquirieron un matiz oscuro que pronosticaba el comienzo de
su sermón sobre las oportunidades de conseguir una cita y la intervención del
destino.
— Sí —dijo
cortando a Selena antes de que pudiese comenzar a hablar—. Me dijo que era una
lesbiana atrapada en el cuerpo de un hombre.
Selena abrió
la boca, muda de asombro. Cogió el libro, quitándoselo a ______ de las manos, y
lo cerró con fuerza mientras la miraba furiosa.
— Siempre
conoces a las personas más extrañas.
______ alzó
una ceja.
— Ni se te
ocurra decirlo —dijo Selena mientras ocupaba su sitio habitual tras la mesa.
Colocó el libro a su lado—. Te lo advierto; esto —dijo, dando dos golpecitos al
libro— es lo que estás buscando.
______ miró
fijamente a su amiga mientras pensaba en lo absolutamente convincente que
parecía Madam Selene —autoproclamada Señora de la Luna—, sentada tras sus
cartas de tarot, con aquella mesa morada, y el misterioso libro bajo las manos.
En ese momento, casi podía creer que Selena era en realidad una esotérica
gitana.
Si creyera en
esas cosas.
— Vale —dijo
______ dándose por vencida—. Deja de hablar con rodeos y dime qué tienen que
ver ese libro y ese dibujo con mi vida sexual.
El rostro de
Selena adoptó una expresión bastante seria.
— El tipo que
te he enseñado… Logan… es un esclavo sexual griego que está obligado a cumplir
los deseos de aquélla que le invoque, y a adorarla.
______ se rió
con ganas. Sabía que estaba siendo muy maleducada, pero no pudo evitarlo. ¿Cómo
demonios iba creer Selena, una licenciada en historia antigua y en física,
premiada con la beca Rhodes , y con un doctorado en filosofía, en algo tan
ridículo, aun con todas sus excentricidades?
— No te rías.
Lo digo en serio.
— Ya lo sé,
eso es lo que me hace gracia —se aclaró la garganta y se serenó—. Vale, ¿qué
tengo que hacer?, ¿quitarme la ropa y bailar desnuda en Pontchartrain a
medianoche? —un leve intento de sonrisa curvó sus labios, sin importarle que
los ojos de Selena se oscurecieran a modo de aviso—. Tienes razón, me encargaré
de conseguir una buena sesión de sexo, pero no creo que sea con un espléndido
esclavo sexual griego.
El libro se
cayó de la mesa.
Selena dio un
grito, se levantó de un salto y tiró la silla.
______ jadeó.
— Lo
empujaste con el codo, ¿verdad?
Selena negó
con la cabeza muy despacio; tenía los ojos abiertos como platos.
— Confiésalo,
Lanie.
— No fui yo
—dijo con una expresión mortalmente seria—. Creo que lo ofendiste.
Moviendo la
cabeza ante aquella necedad, ______ sacó del bolso las gafas de sol y las
llaves. Bien, estupendo, esto se parecía a la época de la facultad, cuando
Lanie le habló de usar una Ouija, y lo amañó todo para que le dijese que se iba
a casar con un dios griego cuando cumpliera los treinta años, y que iba a tener
seis hijos con él.
Hasta el día
de hoy, Selena se negaba a admitir que había sido ella la que dirigiera el
puntero.
Y, en este
preciso momento, hacía demasiado calor bajo el implacable sol de agosto como
para discutir.
CAPITULO 1
(PARTE 4)
— Mira,
necesito regresar al despacho. Tengo una cita a las dos en punto y no quiero
coger un atasco —le dijo mientras se ponía las Ray-Ban—. ¿Vendrás entonces esta
noche?
— No me lo
perdería por nada del mundo. Llevaré el vino.
— Bien, te
veo a las ocho. —E hizo una larga pausa para añadir:— Dile a Bill que hola y
que gracias por dejarte visitarme por mi cumpleaños.
Selena la
observó alejarse y sonrió.
— Espera a
ver tu regalo —susurró, y recogió el libro del suelo. Pasó la mano por la suave
tapa de cuero repujado, y quitó unas motas de polvo.
Volvió a
abrirlo y observó de nuevo el maravilloso dibujo; aquellos ojos habían sido
dibujados con tinta negra, y aun así, daban la impresión de ser de un profundo
azul cobalto.
Por una sola
vez su hechizo iba a funcionar. Estaba segura.
— Te gustará
______, Logan —murmuró dirigiéndose al hombre mientras recorría con los dedos
su cuerpo perfecto—. Pero debo advertirte algo: acabaría con la paciencia de un
santo. Y traspasar sus defensas va a resultar más duro que abrir una brecha en
la muralla de Troya. No obstante, si alguien puede ayudarla, ése eres tú.
Sintió que el
libro desprendía una súbita oleada de calor bajo su mano, y supo
instintivamente que era la forma que Logan elegía para darle la razón.
______
pensaba que estaba loca a causa de sus creencias, pero siendo la séptima hija
de una séptima hija, y con la sangre gitana que corría por sus venas, Selena
sabía que había ciertas cosas en la vida que desafiaban cualquier explicación.
Ciertas corrientes de energía misteriosa que pasaban desapercibidas, esperando
que alguien las canalizara.
Y esa noche
habría luna llena.
Devolvió el
libro a la seguridad del carrito de la compra y lo cerró con llave. Estaba
segura que había sido cosa del destino que el libro llegara hasta ella. Había
sentido su llamada tan pronto como se acercó a la estantería donde yacía.
Puesto que
llevaba dos años felizmente casada, supo que no estaba destinado a ella. La
usaba para llegar donde lo necesitaban.
Hasta ______.
Su sonrisa se
ensanchó. Cómo sería tener a este increíblemente apuesto esclavo sexual griego
a tu disposición y disponer de él durante todo un mes…
Sí. Éste era,
definitivamente, un regalo de cumpleaños que ______ recordaría durante el resto
de su vida.
Hello!! aqui esta el caps ... espero y les guste ... Hasta pronto :)
Se leee muy interesanteee.. Me encantoooo esta buenizima :)
ResponderEliminarSiguelaa