lunes, 14 de abril de 2014

Capitulos del Maratom

CAPITULO # 55
— Creo que deberías buscarte una nueva profesión.
— Tal vez —le dijo evasivamente. No tenía ninguna intención de dejar su trabajo—. A ver, ¿dónde vamos primero?
Él se encogió de hombros despreocupadamente.
— Me da exactamente igual.
— Entonces, vamos al Acuario. Por lo menos hay aire acondicionado —y cogiéndolo del brazo, cruzó el estacionamiento y se encaminó por Moonwalk hacia el lugar.
Tom permaneció en silencio mientras ella compraba las entradas y lo guiaba hacia el interior. No dijo nada hasta que estuvieron paseando por los túneles subacuáticos, que les permitían observar las distintas especies marinas en su hábitat natural.
— Es increíble —balbució cuando una enorme raya pasó sobre sus cabezas. Tenía una expresión infantil, y la luz que chispeaba en sus ojos la llenó de calidez. 
Súbitamente, sonó su busca. Soltó una maldición y miró el número. ¿Una llamada desde el despacho un sábado? 
Qué raro.
Sacó el móvil del bolso y llamó.
— ¡Hola, ______! —le dijo Beth, tan pronto como descolgó—. Escucha, estoy en mi consulta. Anoche entró alguien al despacho. 
— ¡No!, ¿quién haría algo así?
______ captó la mirada curiosa en los ojos de Tom. Le ofreció una sonrisa insegura, y siguió escuchando a Beth Livingston, la psiquiatra que compartía la consulta con Luanne y con ella.
— Ni idea. Hay un equipo de la policía buscando huellas y todo está acordonado. Por lo que he visto, no se han llevado nada importante. ¿Tenías algo de valor en tu consulta?
— Sólo el ordenador.
— Está todavía allí. ¿Algo más? ¿Dinero, cualquier otra cosa?
— No, nunca dejo objetos de valor ahí.
— Espera, el oficial quiere hablar contigo.
______ esperó hasta escuchar una voz masculina.
— ¿Doctora Alexander?
— Sí, soy yo.
— Soy el oficial Allred. Parece que se llevaron su organizador Rodolex y unos cuantos archivadores. ¿Sabe de alguien que pudiera estar interesado en ellos?
— Pues no. ¿Necesita que vaya para allá?
— No, no. Estamos buscando huellas, pero si se le ocurre algo, por favor, llámenos —y le pasó el teléfono a Beth.
— ¿Quieres que vaya? —le preguntó.
— No. No hay nada que puedas hacer. En realidad, es bastante aburrido.
— Vale, avísame al buscar si necesitas algo.
— Lo haré.
______ colgó el teléfono y lo devolvió al bolso.
— ¿Ha pasado algo? —preguntó Tom.
— Alguien entró anoche en mi despacho.
Él frunció el ceño.
— ¿Para qué?
— Ni idea —la pausa de ______ hizo que el ceño de Tom se intensificara, mientras ella pensaba en los posibles motivos—. No puedo imaginarme para qué iba a querer alguien mi Rodolex. Desde que me compré el Palm Pilot, ni siquiera lo he usado. Es muy extraño.
— ¿Tenemos que irnos?
Ella agitó la cabeza.
— No hace falta.
Tom dejó que ______ lo guiara alrededor de los diferentes acuarios, mientras le leía las extrañas inscripciones que explicaban detalles sobre las distintas especies y sus hábitats.
¡Por los dioses!, cómo le gustaba escuchar el sonido de su voz al leer. Había algo muy relajante en la voz de ______. Le pasó un brazo por los hombros mientras paseaban. Ella le rodeó la cintura y enganchó un dedo en una de las trabillas del cinturón.
El gesto consiguió debilitarlo. Se dio cuenta de que pasaba las horas deseando sentir el roce de su cuerpo. Y la sensación sería mucho más placentera si ambos estuviesen desnudos en ese mismo momento.
Cuando ella le sonrió, el corazón se le aceleró descontroladamente. ¿Qué tenía esta mujer que despertaba algo en él que jamás había sentido?
Pero en el fondo lo sabía. Era la primera mujer que lo veía. No a su apariencia física, ni a sus proezas de guerrero. Ella veía su alma.
Jamás había pensado que podía existir una persona así.

CAPITULO # 56

______ lo trataba como a un amigo. Y su interés en ayudarlo era genuino. O al menos, eso parecía.
Es parte de su trabajo.
¿O era de verdad?
¿Podía una mujer tan maravillosa y compasiva como ella preocuparse realmente por un tipo como él?
______ se detuvo delante de otra inscripción. Tom se quedó tras ella y le pasó ambos brazos por los hombros. Ella le acarició distraídamente los antebrazos mientras leía.
Con el cuerpo en llamas por el deseo que despertaba en él, inclinó la barbilla hasta apoyarla sobre su cabeza y escuchar de ese modo la explicación, mientras observaba cómo nadaban los peces. El olor de su piel invadió sus sentidos y anheló volver a su casa, donde podría quitarle la ropa.
No era capaz de recordar cuándo había sido la última vez que deseó tanto a una mujer como le ocurría con ______. De hecho, no creía posible que algo así le hubiese ocurrido antes. Deseaba perderse en su interior. Sentir sus uñas arañándole la espalda mientras gritaba al llegar al clímax. 
Que las Parcas se apiadasen de él. ______ se le había metido bajo la piel. 
Y estaba aterrado. Ella ocupaba un lugar en su corazón que acabaría destrozándolo si le faltaba. Sólo ella podía acabar realmente con él. Hacerlo pedazos. 
Era casi la una del mediodía cuando salieron del Acuario. ______ se encogió tan pronto como volvieron a la calle, asaltada por la oleada de calor. En días como éste, se preguntaba cómo podría la gente sobrevivir antes de que se inventara el aire acondicionado.
Miró a Tom y sonrió. Por fin había encontrado a alguien a quien preguntar. 
— Dime una cosa, ¿qué hacíais para sobrevivir en días tan calurosos como éste?
Él arqueó una ceja con un gesto arrogante.
— Hoy no hace calor. Si quieres saber lo que es el calor, intenta atravesar un desierto con todo tu ejército, llevando la armadura y con sólo medio odre de agua para mantenerte. 
Ella hizo un gesto compasivo.
— Abrasador, supongo.
Él no respondió.
______ echó un vistazo a la plaza, atestada de gente.
— ¿Quieres que vayamos a ver a Selena y demos una vuelta por la plaza? Debe estar en su tenderete. El sábado suele ser uno de sus mejores días. 
— Vamos.
Agarrados de la mano, bajaron la calle hasta llegar a Jackson Square. Como era de esperar, Selena estaba en su puestecillo con un cliente. ______ comenzó a alejarse para no interrumpir, pero Selena la vio y le hizo un gesto para que se acercara.
— Oye, ______, ¿te acuerdas de Ben? Bueno, mejor del doctor Lewis, de la facultad.
______ dudó en acercarse al reconocer al tipo corpulento, entrado ya en los cuarenta. 
¿Que si lo recordaba? Le había puesto una nota bajísima en su asignatura, con lo cual, le bajó la media de todo el curso. Sin mencionar que el hombre tenía un ego tan grande como el territorio de Alaska, y le encantaba hacer pasar un mal rato a sus alumnos. De hecho, aún recordaba a una pobre chica que se echó a llorar cuando él dio el sádico examen final que había preparado. El tío se rió, literalmente a carcajadas, cuando vio la reacción de la chica. 
— ¡Hola! —saludó, ______ intentando no demostrar su antipatía. Suponía que el hombre no podía evitar ser detestable. Como buen licenciado por la universidad de Harvard, debía pensar que el mundo giraba a su alrededor. 
— Señorita Alexander —la saludó con el mismo tono despectivo tan insoportable que ella recordaba a la perfección. 
— En realidad debería llamarme doctora Alexander —lo corrigió, encantada al ver cómo abría los ojos por la sorpresa. 
— Discúlpeme —le dijo con un tono de voz que distaba mucho de parecer arrepentido. 
— Ben y yo estábamos charlando sobre la Antigua Grecia —explicó Selena, dedicándole una diabólica sonrisa a Tom—. Soy de la opinión de que Afrodita era hija de Urano.
Ben puso los ojos en blanco.
— No me cansaré de decirte que, según la opinión más extendida, era hija de Zeus y Dione. ¿Cuándo vas a aceptarlo y a unirte a nosotros?
Selena lo ignoró.
— Dime, Tom, ¿quién tiene razón?
Ben recorrió a Tom de arriba abajo con una arrogante mirada. ______ sabía que lo único que veía en él era a un hombre excepcionalmente apuesto, que parecía sacado de un anuncio de automóviles.
— Joven, ¿ha leído usted alguna vez a Homero?, ¿sabe quién es?
______ suprimió una carcajada ante la pregunta. Estaba deseando escuchar la respuesta de Tom.
Él se rió con ganas.
— He leído a Homero en profundidad. Las obras que se le atribuyen no son más que una amalgama de leyendas, fusionadas con datos reales a lo largo de los siglos, y cuyos verdaderos orígenes se han perdido en las brumas del tiempo. Muy al contrario que la Teogonía de Hesíodo, la cual escribió con la ayuda directa de Clío. 
El doctor Lewis dijo algo en griego clásico.
— Es más que una simple opinión, doctor —le contestó Tom en inglés—. Es un hecho probado. 
Ben volvió a mirarlo con atención, pero ______ sabía que aún no estaba muy dispuesto a creer que alguien con el aspecto de Tom pudiese darle una lección en su propio campo. 
— ¿Y usted cómo lo sabe?
Tom le respondió en griego.
Por primera vez desde que conocía a aquel hombre, hacía ya más de una década, ______ le vio totalmente sorprendido. 
— ¡Dios mío! —jadeó—. Habla griego como si fuese su lengua materna. 
Tom miró a ______ con una sonrisa sincera; se estaba divirtiendo.
— Ya te lo dije —le dijo Selena—. Conoce a los dioses griegos mejor que cualquier otra persona. 
El doctor Lewis vio entonces el anillo de Tom.
— ¿Es eso lo que creo que es? —inquirió—. ¿Un anillo de general?
Tom asintió.
— Sí.
— ¿Le importa si le echo un vistazo? 
Tom se lo quitó y se lo ofreció. El doctor Lewis contuvo el aliento.
— ¿Macedonio? Creo que del siglo II AC.
— Exacto.
— Es una reproducción increíble —comentó Ben, mientras se lo devolvía.
Tom se lo puso de nuevo.
— No es una reproducción.
— ¡No puede ser! —jadeó Ben, incrédulo—. No puede ser original, es excesivamente antiguo. 
— Lo tenía un coleccionista privado —apuntó Selena. Ben no dejaba de mirarla para, al momento, volver a centrar su atención en Tom. 
— ¿Cómo lo consiguió? —le preguntó.
Tom tardó en contestar mientras recordaba el día en que se lo dieron. Kyrian de Tracia y él habían sido ascendidos a la vez, después de salvar, prácticamente los dos solos, la ciudad de Temópolis de las garras de los romanos. 
Había sido una batalla larga, sangrienta y brutal. Su ejército se había desperdigado, dejándolos solos a Kyrian y a él para defender la ciudad. Tom había esperado que Kyrian lo abandonara también, pero el idiota le había sonreído, sosteniendo una espada en cada mano, y le había dicho: «Es un hermoso día para morir. ¿Qué te parece si matamos unos cuantos bastardos romanos antes de pagar a Caronte?»
Kyrian de Tracia, un lunático total y absoluto, siempre había tenido más agallas que cerebro. 
Cuando todo hubo acabado, bebieron hasta acabar debajo de las mesas. Y a la mañana siguiente, los despertaron con la noticia del ascenso.
¡Por los dioses! De todas las personas que había conocido en Macedonia, Kyrian era a quién más echaba de menos. Era el único que siempre le guardó las espaldas y lo defendió. 
— Fue un regalo —contestó Tom a Ben.
Él echó un vistazo a la mano de Tom, con los ojos cargados de codicia. 
— ¿Consideraría usted la posibilidad de venderlo? Yo estaría a dispuesto a pagar lo que pidiese.
— Nunca —contestó Tom, recordando las heridas que había recibido durante la batalla de Temópolis—. No sabe por lo que pasé para conseguirlo. 
Ben meneó la cabeza.
— Ojalá alguien me hiciese alguna vez un regalo como ése. ¿Tiene la más ligera idea de lo que le darían por él?
— La última vez que lo comprobé, me ofrecieron mi peso en oro.
Ben soltó una carcajada y dio una palmada sobre la mesa de Selena.
— Muy bueno. Ése era el precio para liberar a un general capturado, ¿verdad?
— Para aquellos cobardes que no eran capaces de morir luchando, sí.
Los ojos de Ben mostraron un nuevo respeto al observar a Tom.
— ¿Sabe a quién perteneció?
Selena contestó.
— A Tom de Macedonia. ¿Has oído hablar de él en alguna ocasión, Ben?
Él se quedó con la boca abierta y los ojos como platos.
— ¿Estás hablando en serio? ¿Es que no sabes quién fue? 
Selena puso una expresión extraña. Asumiendo que no lo sabía, Ben continuó hablando.
— Tesio dijo de él que iba a ser el nuevo Alejandro Magno. Tom era hijo de Diocles de Esparta, también conocido como Diocles el Carnicero. Ese hombre haría que el Marqués de Sade pareciese Ronald McDonald.
» Según los rumores, Tom nació de una relación entre Afrodita y el general, después de que Diocles salvara uno de los templos de la diosa de ser profanado. La opinión más extendida hoy en día es que su madre fue una de las sacerdotisas del templo.
— ¿De verdad? —preguntó ______.
Tom puso los ojos en blanco.
— A nadie le interesa quién pudo ser el tal Tom. Ese tipo murió hace siglos.
Ben lo ignoró y siguió alardeando de sus conocimientos.
— Los romanos lo conocían como Augusto Julio Punitor… —miró a ______ y añadió para que ella lo entendiera: — Tom, el Ejecutor. Él y Kyrian de Tracia dejaron un rastro sangriento a lo largo de todo el Mediterráneo, durante la cuarta guerra macedonia contra Roma. Tom despreciaba a los romanos, y juró que vería la ciudad arrasada bajo su ejército. Él y Kyrian estuvieron a punto de conseguir que Roma se arrodillara ante ellos. 
La mandíbula de Tom se relajó un poco.
— ¿Sabe qué le ocurrió a Kyrian de Tracia?
Ben dejó escapar un silbido.
— No tuvo un final agradable. Fue capturado; los romanos lo crucificaron en el año 47 a.C.
Tom retrocedió al escucharlo. Con una mirada apesadumbrada y jugueteando con el anillo, dijo:
— Ese hombre era, sin duda, uno de los mejores guerreros que jamás han existido. Amaba la lucha como ningún otro que haya conocido —movió la cabeza—. Recuerdo que una vez Kyrian condujo su carro hasta atravesar una barrera de escudos, rompiendo los cuellos de los soldados romanos y permitiendo que sus hombres los derrotaran con tan sólo un puñado de bajas —frunció el ceño—. No puedo creer que lo capturaran.
Ben encogió los hombros con un gesto indiferente.
— Bueno, una vez desaparecido Tom, Kyrian era el único general macedonio digno de dirigir un ejército; por eso los romanos fueron tras él con todo lo que tenían.
— ¿Qué le sucedió a Tom? —preguntó ______, intrigada por lo que los historiadores opinaban del tema.
Tom la miró furioso.

CAPITULO # 57

— Nadie lo sabe —le respondió Ben—. Es uno de los grandes misterios del mundo antiguo. Aquí tenemos a un general al que nadie puede derrotar en el campo de batalla y, de repente ¡puf! Desaparece sin dejar rastro —tamborileó con un dedo sobre la mesa de Selena—. La última vez que se le vio fue en la batalla de Conjara. En un brillante movimiento táctico, engañó a Livio, que perdió su, hasta entonces, inexpugnable posición. Fue una de las mayores derrotas en la historia del Imperio Romano.
— ¿Y a quién le importa? —se quejó Tom.
Ben ignoró la interrupción.
— Tras la batalla, se supone que Tom mandó decir a Escipión el Joven que le perseguiría, en venganza por la derrota que acababa de infligirle al ejército macedonio. Aterrorizado, Escipión abandonó su carrera militar en Macedonia y se marchó como voluntario a la Península Ibérica, para seguir luchando allí —el profesor agitó la cabeza—. Pero antes de que Tom pudiese llevar a cabo la amenaza, se desvaneció. Encontraron a toda su familia asesinada en su propio hogar. Y ahí es donde la cosa se pone interesante —miró entonces a Selena.
» Los escritos macedonios que han llegado hasta nuestros días, afirman que Livio lo hirió de muerte durante la batalla, y que en mitad de un increíble dolor, regresó cabalgando a casa para asesinar a su familia y evitar, de este modo, que su enemigo los tomara como esclavos. 
» Los textos romanos aseguran que Escipión envió a varios de sus soldados, que atacaron a Tom en mitad de la noche. Supuestamente, lo mataron junto al resto de su familia, lo descuartizaron y ocultaron los pedazos de su cuerpo.
Tom resopló ante la idea.
— Escipión era un cobarde y un fanfarrón. Jamás se habría atrevido a atacarm…
— ¡Bueno! —exclamó ______, interrumpiendo a Tom antes de que se delatase—. Hace un tiempo espléndido, ¿verdad?
— Escipión no era ningún cobarde —le respondió Ben—. Nadie puede discutir sus éxitos en la Península Ibérica.
______ vio como el odio se reflejaba en los ojos de Tom.
Pero Ben no pareció notarlo. 
— Joven, el valor de ese anillo que lleva es incalculable. Me encantaría saber cómo puede conseguirse algo así. Y a ese respecto, mataría por saber qué le ocurrió a su dueño original. 
______ miró incómoda a Selena.
Tom hizo una mueca sarcástica a Ben.
— Tom de Macedonia desató la ira de los dioses y fue castigado por su arrogancia.
— Supongo que esa podría ser otra explicación —en ese momento, sonó la alarma de su reloj—. ¡Joder! Tengo que recoger a mi esposa.
Se puso en pie y le ofreció la mano a Tom.
— No nos han presentado adecuadamente. Soy Ben Lewis.
— Tom —le contestó, aceptando el saludo.
El doctor Lewis se rió. Hasta que se dio cuenta que Tom no bromeaba.
— ¿En serio?
— Me pusieron el nombre de su general macedonio, se podría decir. 
— Su padre debe haber sido como el mío. Dos amantes de todo lo griego.
— En realidad, en mi caso su lealtad iba para Esparta.
Ben se rió con más ganas. Echó una mirada rápida a Selena.
— ¿Por qué no lo traes a la próxima reunión del Sócrates? Me encantaría que los chicos lo conocieran. No es muy frecuente encontrar a alguien que conoce la historia griega tan profundamente como yo. 
Dicho esto, volvió a dirigirse a Tom.
— Ha sido un placer. ¡Nos vemos! —le dijo a Selena.
— Bueno —comenzó a decir Selena una vez que Ben hubo desaparecido entre el gentío—, amigo mío, has logrado lo imposible. Acabas de dejar impresionado a uno de los investigadores de la Antigua Grecia más importantes de este país.
Tom no pareció impresionarse demasiado, pero ______ sí lo hizo.
— Lanie, ¿crees que es posible que Tom pueda trabajar como profesor en la facultad una vez acabemos con la maldición? Estaba pensando que pod…
— No, ______ —la interrumpió él.
— ¿Que no qué? Vas a necesitar…
— No voy a quedarme aquí.
La mirada fría y vacía que tenía en aquel momento era la misma con la que la había mirado la noche en que lo convocaron. Y a ______ la partió en dos. 
— ¿Qué quieres decir? —inquirió ella.
El desvió la mirada. 
— Atenea me ha hecho una oferta para devolverme a casa. Una vez rompamos la maldición, me enviará de nuevo a Macedonia.
______ se esforzó por seguir respirando.
— Entiendo —dijo, aunque se estaba muriendo por dentro—. Usarás mi cuerpo y después te irás. —Y siguió con un nudo en la garganta: — Al menos no tendré que pedir a Selena que me lleve a casa después.
Tom retrocedió como si lo hubiese abofeteado.
— ¿Qué quieres de mí, ______? ¿Por qué ibas a querer que me quedara aquí?
Ella no conocía la respuesta. Lo único que sabía era que no quería que se marchara. Quería que se quedara.
Pero no en contra de su voluntad.

CAPITULO # 58 (FIN DEL MARATOM)


Pero no en contra de su voluntad.
— Te voy a decir algo —le dijo. Comenzaba a enfadarse ante la idea de que él desapareciera—; no quiero que te quedes. De hecho, se me está ocurriendo una cosa, ¿qué tal si te vas a casa de Selena por unos días? —y entonces miró a su amiga—, ¿te importaría?
Selena abría y cerraba la boca como un pez luchando por respirar. Tom alargó un brazo hacia ______.
— ______…
— No me toques —le advirtió apartando su propio brazo—. Me das asco. 
— ¡______! —exclamó Selena—. No puedo creer que tú…
— No importa —dijo Tom con voz fría y carente de emoción—. Al menos no me ha escupido a la cara con su último aliento. 
Lo había herido. ______ podía verlo en sus ojos; pero ella también se sentía muy herida. Terriblemente herida.
— Hasta luego —le dijo a Selena y se marchó, dejando allí a Tom.
Selena dejó escapar el aire lentamente mientras observaba a Tom, que contemplaba cómo ______ se alejaba de ellos. Su cuerpo estaba totalmente rígido y tenía un tic en la mandíbula.
— Donde pone el ojo, pone la bala. Un golpe directo al corazón. Una herida en carne viva. 
Tom la dejó clavada con una mirada francamente hostil.
— Dime, Oráculo. ¿Cuáles deberían haber sido mis palabras?
Selena barajó sus cartas. 
— No lo sé —le contestó melancólicamente—. Imagino que no te habría ido tan mal si hubieses sido honesto.
Tom se frotó los ojos y se sentó en la silla, frente a Selena. No había tenido intención de herir a ______.
Y jamás podría olvidar esa mirada, mientras le escupía las horribles palabras: «No me toques. Me das asco.»
Se esforzó por seguir respirando, aguantando la agonía. Las Parcas seguían burlándose de él.
Debían tener un día aburrido en el Olimpo.
— ¿Quieres que te lea las cartas? —le preguntó Selena, devolviéndolo al presente.
— Claro, ¿por qué no? —contestó. No iba a decirle nada que no supiera ya.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Alguna vez…? —se detuvo antes de formular la misma pregunta que hiciera, siglos atrás, al Oráculo de Delfos— ¿…conseguiré romper la maldición? —preguntó en voz baja.
Selena barajó las cartas, y sacó tres de ella. Abrió unos ojos como platos. 
Tom no necesitaba que las interpretara. Ya lo veía por sí mismo: una torre destrozada por un rayo, un corazón atravesado por tres espadas, y dos personas encadenadas y arrastradas por un demonio.
— No pasa nada —le dijo a Selena—. Jamás he pensado que pudiese salir bien.
— Eso no es lo que nos dicen las cartas —susurró—. Pero tienes toda una batalla por delante. 
Tom soltó una amarga carcajada.
— Manejo bien las batallas —era el dolor que sentía en el corazón lo que iba a acabar con él.

______ se limpió las lágrimas de la cara mientras entraba en el camino de acceso al jardín. Apretó los dientes al bajarse del coche, y cerró la puerta con un fuerte golpe.
Al infierno con Tom. Podía quedarse atrapado en el libro para toda la eternidad. Ella no era un trozo de carne a su entera disposición. 
¿Cómo pod…?
Buscó en el bolsillo las llaves de la entrada.
— ¿Y cómo no iba a hacerlo? —murmuró. Sacó la llave y abrió la puerta.
La ira la consumía. Estaba siendo irrazonable, y lo sabía. Tom no tenía la culpa de que Paul hubiese sido un cerdo egoísta. Como tampoco era culpable de que ella temiese ser utilizada. 
Estaba culpando a Tom por algo en lo que no había participado, pero aún así…
Sólo quería a alguien que la amara. Que alguien quisiera quedarse a su lado.
Y había esperado que al ayudar a Tom se quedara cerca y…
Cerró la puerta y meneó la cabeza. Por mucho que deseara que las cosas fuesen distintas, nada iba a cambiar, puesto que no estaba escrito que fuesen de otro modo. Había escuchado lo que Ben contó acerca de la vida de Tom. La historia que el mismo Tom contó a los niños sobre la batalla.
Recordaba el modo en que había cruzado la calle como una exhalación para salvar al niño.
Él había nacido para liderar un ejército. No pertenecía a esta época. Pertenecía a su mundo antiguo.
Era muy egoísta por su parte intentar mantenerlo a su lado, como si fuese una mascota que acabase de rescatar.





HOLA!!! COMO ESTAN? ESPERO QUE BIEN!!! RAYITA SE PASO :O ... POBRE TOM ... LO HIRIO CON SUS PALABRAS PERO ELLA LO HIZO EN UN MOMENTO DE IRA, LES HA PASADO? A MI TODO EL TIEMPO, DIGO COSAS QUE NO DEBO DECIR, ASI COMO LA RAYA ... PARA DANNY, TODAVIA FALTA PARA QUE TERMINE, SON MAS DE 50 CAPS LOS QUE QUEDAN ASI QUE .. HAY MAS POR DELANTE, AUN TIENEN CAPS PARA RATO xD ... BUENO ME DESPIDO, Q ESTEN BIEN Y YA SABEN, QUIERO MAS DE 1 COMENTARIO :))) ADIOS 

2 comentarios:

  1. ¡Genial capis para rato! \^0^/... y bueno en realidad si se paso, y en verdad que a mi si me ocurre también así como esas veces que cometes el error y minutos después quieres regresar el tiempo por que ya no sabes ni como reparar el daño causado... bueno espero puedas segur pronto, me encanto el maraton cada vez se pone mejor :33

    bueno cuídate mucho
    que estés bien
    te mando un beso y abrazos psicológicos
    cíao ^w^/

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  2. Ese Ben se quedoo picon con los conocimientos de Tom ;)
    Pobre Tom al igual que (tn) ambos están enamorados pero no quieren decir sus sentimientos!!

    Wauuu mas de 50 capitulos!! Que emocionantee.. Osea que cosas más pasarán??

    Eso de que entraron a su despacho estoy segura que ese pacienye loco tiene algo q ver..

    Siguelaaa Virgii me encantaa muchooo.. :)

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