sábado, 19 de abril de 2014

Capitulos del Maratom

CAPITULO # 71
Tom lo escuchó, pero no pareció muy impresionado.
______ cambió la emisora.
Él frunció el ceño.
— ¿Qué has hecho?
— He cambiado de emisora. Lo único que hay que hacer es apretar los botones.
Él jugueteó y cambió de emisora un rato, hasta que encontró Love Hurts de Nazareth.
— Vuestra música es interesante.
— ¿Te hace añorar la tuya? 
— Dado que la mayoría de la música que escuchaba procedía de las trompetas y los tambores que nos acompañaban a la batalla, no. Creo que soy capaz de apreciar esto.
— ¿El qué? —preguntó ella juguetona—. ¿La música o el hecho de que el amor hace daño?
El rostro de Tom adquirió una expresión seria, dejando de lado el humor.
— Puesto que no he conocido nunca lo que es el amor, no sabría decirte si hace daño o no. Pero me imagino que ser amado no debe hacer tanto daño como el no serlo. 
El pecho de ______ se encogió ante sus palabras. 
— Entonces —dijo ella cambiando de tema—, ¿qué quieres hacer cuando regreses a tu casa?
— No lo sé.
— Probablemente irás a darle una buena patada en el culo a Escipión, ¿verdad?
Él se rió ante la idea.
— Ya me gustaría.
— ¿Por qué? ¿Qué te hizo?
— Se cruzó en mi camino.
Vale, no era eso lo que ella esperaba escuchar.
— Y a ti no te gusta que nadie se cruce en tu camino, ¿cierto?
— ¿Te gusta a ti?
Ella sopesó la pregunta antes de responder.
— Supongo que no.
Para cuando llegaron a Bourbon Street, la calle había sido invadida por la multitud típica de un domingo por la tarde. ______ se abanicó el rostro, luchando contra el intenso calor.
Miró a Tom, que apenas si sudaba; las gotitas de sudor le conferían un nuevo atractivo. El pelo húmedo se le rizaba alrededor de la cara y con esas gafas oscuras… ¡Ooooh, Señor!
Por supuesto que su atractivo quedaba aún más enfatizado gracias a la camiseta blanca, de mangas cortas, que se le adhería a los hombros y a la tableta de chocolate que tenía por abdominales. Mientras dejaba que su mirada vagara hasta el botón de sus vaqueros, deseó haberle comprado unos más anchos.
Pero dado su seductor modo de andar, que decía mucho acerca de su confianza en sí mismo, ______ dudaba mucho de que unos vaqueros más anchos pudiesen ocultar tan tremenda sensualidad. 
Tom se detuvo al pasar junto a un club de striptease. A su favor ______ tuvo que admitir que ni siquiera jadeó al mirar a las mujeres tan escandalosamente vestidas, que se contoneaban tras el cristal, pero su sorpresa fue bastante evidente. 
Mirándole como si quisiera devorarlo, una exótica bailarina se mordió el labio inferior y se pasó la lengua por él de forma sugerente, mientras se tocaba los pechos. Le hizo un gesto con un dedo para que entrara al local.
Tom se dio la vuelta.
— Nunca habías visto algo así, ¿verdad? —preguntó ______, intentando disimular el malestar que sentía ante los gestos de la mujer, y el alivio que la invadió al ver la reacción de Tom.
— Roma —contestó simplemente.
Ella se rió.
— No eran tan decadentes, ¿o sí?
— Te sorprendería saber cuánto. Por lo menos aquí nadie hace una orgía en… —y su voz se perdió al pasar junto a una pareja que se lo estaba montando en una esquina—. Déjalo.
______ se rió a carcajadas.
— ¡Ooooh Señor! —exclamó una prostituta, al pasar junto a otro club, haciendo un gesto a Tom—. Entra y te lo hago gratis.
Él meneó la cabeza sin detenerse. ______ lo cogió de la mano y lo detuvo.
— ¿Se comportaban así las mujeres antes de la maldición?
Él asintió.
— Por eso el único amigo que tuve fue Kyrian. Los hombres que conocía no podían aguantar la atención que me prestaban; las mujeres me perseguían allí donde estuviésemos, intentando arrancarme la armadura.
______ se detuvo a pensar por un momento.
— Y tú no estás seguro de que todas esas mujeres te amaran, ¿verdad?
La miró con una chispa de diversión.
— El amor y la lujuria no son lo mismo. ¿Cómo puedes amar a alguien a quien no conoces?
— Supongo que tienes razón.
Siguieron caminando por la calle.
— Cuéntame cosas sobre tu amigo. ¿Por qué no le importaba que las mujeres se quedaran con la boca abierta al verte?
Tom sonrió, mostrando sus hoyuelos.
— Kyrian estaba profundamente enamorado de su esposa, y no le importaba ninguna otra mujer. Jamás me vio como un competidor.
— ¿Conociste a su esposa?
Tom negó con la cabeza.
— Aunque nunca lo hablamos, creo que los dos intuíamos que sería una mala idea.
______ percibió el cambio en su rostro. Estaba recordando a Kyrian, seguro.
— Te culpas por lo que le sucedió, ¿verdad?
Él apretó los dientes mientras imaginaba lo que debía haber sentido su amigo al ser capturado por los romanos. Considerando las ganas que habían tenido de atraparlos a ambos, no había duda de lo que lo habían hecho sufrir antes de matarlo.
— Sí —contestó en voz baja—. Sé que tengo la culpa. Si no hubiese despertado la ira de Príapo, habría estado allí para ayudar a Kyrian a luchar contra ellos.
Y sabía con absoluta certeza que la desgracia de Kyrian provenía del hecho de haber sido tan estúpido como para ser su amigo. 
Lanzó un suspiro.
— Una vida brillante que no debería haber acabado así. Si tan sólo hubiese aprendido a controlar su osadía, habría llegado a ser un magnífico gobernador —dijo, cogiendo la mano de ______ y dándole un ligero apretón. 
Caminaron en silencio, mientras ______ intentaba pensar en el modo de animarlo.
Al pasar por la Casa del Vudú de Marie Laveau, ella se detuvo y lo arrastró al interior.
Le explicó los orígenes del vudú mientras recorrían el museo de miniaturas. 
— ¡Uuuh! —dijo cogiendo un muñeco de vudú de una estantería—. ¿Quieres vestirlo como Príapo y clavarle unos cuantos alfileres?
Tom se rió.
— ¿Por qué no imaginarnos que es Rodney Carmichael?
______ suprimió una sonrisa. 
— Eso sería muy poco profesional por mi parte, ¿no es cierto?... Pero me resulta muy tentador.
Dejó el muñeco en su sitio y se fijó en el mostrador de cristal, donde estaban colocados los amuletos y la bisutería. Justo en el centro, había un collar de cuentas negras, azules y verdes, trenzadas de un modo tan intrincado que daban la sensación de ser un delgado hilo negro. 
— Trae buena suerte a quien lo lleva —le dijo la vendedora al percibir el interés de ______—. ¿Le gustaría verlo de cerca?
______ asintió.
— ¿Funciona?
— ¡Sí! Está trenzado siguiendo un poderoso diseño.
______ no estaba muy segura de que debiera creérselo; pero entonces recordó que, hacía apenas una semana, jamás habría creído que dos mujeres borrachas pudieran devolver a la vida a un general Macedonio.
Pagó a la mujer y se acercó a Tom.
— Agáchate —le dijo.
Él la miró con escepticismo.
— ¡Vamos! —le acució ella—. Dame el gusto, anda. 
La vendedora se rió al ver a ______ colocarle el amuleto a Tom en el cuello.
— Ese chico no necesita ningún tipo de suerte para aumentar su encanto. Lo que necesita es un hechizo que disperse la atención de todas esas mujeres que le están mirando el trasero ahora que está agachado.
______ miró por encima del hombro de Tom y observó a tres mujeres que babeaban al mirarle el culo. Por primera vez, sintió un horrible ramalazo de celos.
Pero la sensación se evaporó por completo cuando Tom le dio un cariñoso beso en la mejilla antes de incorporarse. Con una mirada diabólica, le pasó un brazo alrededor de los hombros en un gesto posesivo.
Al pasar junto a las mujeres, ______ no pudo suprimir un travieso impulso. Se detuvo junto a ellas y las interpeló.
— Por cierto, desnudo está muchísimo mejor.
— Y tú que no pierdes oportunidad de comprobarlo, cariño —comentó Tom mientras se ponía las gafas de sol y comenzaba a andar con el brazo aún sobre sus hombros.
Ella le pasó la mano por la cintura y la metió en el bolsillo delantero del pantalón, mientras él la atraía más hacia su cuerpo.
— ¿Sabes una cosa? —le susurró al oído—. Si bajases la mano un poquito más, no me importaría en absoluto.
Ella le dio un pequeño apretón, pero dejó la mano donde estaba.
Las miradas de envidia de las mujeres los persiguieron mientras se alejaban caminando por la acera.
Para cenar, ______ llevó a Tom a la Marisquería de Mike Anderson. Hizo una mueca al ver que depositaban un plato de ostras para Tom sobre la mesa.
— ¡Puaj! —exclamó ella cuando él se comió una.
Muy ofendido, Tom resopló.
— Están deliciosas.
— Para nada.
— Eso es porque no sabes cómo tienes que comerlas.
— Claro que sé. Abres la boca y dejas que ese bicho viscoso se deslice por tu garganta. 
Tom bebió un trago de su cerveza.
— Ésa es una forma de comerlas.
— Así acabas de hacerlo tú.
— Cierto, pero ¿no te gustaría probar otro modo?
Ella se mordió el labio, indecisa. Algo en el comportamiento de Tom le indicaba que podía ser peligroso aceptar su desafío.
— No sé.
— ¿Confías en mí?
— No mucho —resopló ella.
Él se encogió de hombros y dio otro trago a la cerveza.
— Tú te lo pierdes.
— ¡Vale, está bien! —se rindió ella, demasiado curiosa como para continuar negándose—. Pero si me dan arcadas, recuerda que te lo advertí.
Tom tiró de la silla de ______ con los talones hasta colocarla a su lado, tan cerca que sus muslos se rozaban. Se secó las manos en los vaqueros, y cogió la ostra más pequeña.
— Muy bien entonces —le susurró al oído y le pasó el otro brazo por los hombros—. Echa la cabeza hacia atrás.
______ obedeció. Él deslizó los dedos por su garganta, causándole una oleada de escalofríos. Ella tragó, sorprendida por la ternura de sus caricias. Sorprendida por lo bien que se sentía con él a su lado.
— Abre la boca —le dijo en voz baja, mientras le rozaba el cuello con la nariz. 
Ella volvió a obedecer.
Tom dejó que la ostra resbalara hasta su boca. Cuando ______ la tragó y comenzó a bajar por su garganta, Tom pasó la lengua por su cuello en dirección contraria. 
______ se estremeció ante la inesperada sensación. Los pezones se le endurecieron y un millón de escalofríos recorrieron su piel. ¡Era increíble! Y por primera vez, no le importó para nada el sabor de la ostra.
— ¿Te ha gustado? —le preguntó, juguetón.
Ella no pudo evitar sonreír. 
— Eres incorregible.
— Eso intento. 
— Y lo consigues a las mil maravillas.
Antes de que Tom pudiera responder, sonó su teléfono móvil.

CAPITULO # 72

— ¡Puf! —resopló mientras lo sacaba del bolso. Quienquiera que fuese, ya podía tener algo importante que decirle.
Contestó.
— ¿______?
Ella se encogió al escuchar la voz de Rodney.
— Señor Carmichael, ¿cómo ha conseguido este número de teléfono?
— Estaba apuntado en tu Rodolex. Vine a tu casa a verte, pero no estás —y suspiró—. Estaba deseando pasar el día contigo. Tenemos una conversación pendiente. Pero no pasa nada. Puedo reunirme contigo, ¿estás en el Barrio Francés con tu amiga la vidente?
El miedo la paralizó.
— ¿Cómo conoce a mi amiga?
— Sé muchas cosas de ti, ______. ¡Mmm! —masculló en voz baja—. Perfumas los cajones de tu ropa interior con popurrí de rosas. 
El terror la poseyó por completo y no pudo moverse. Comenzaron a temblarle las manos.
— ¿Está en mi casa?
Podía oír cómo abría y cerraba los cajones de su cómoda, a través del teléfono. De repente, el tipo soltó una maldición.
— ¡Zorra! —espetó Rodney—. ¿Quién es él? ¿Con quién coño te has estado acostando?
— Eso es… 
La comunicación se cortó.
______ estaba temblando, tanto que apenas si podía respirar cuando colgó el teléfono. 
— ¿Qué sucede? —le preguntó Tom, con el ceño fruncido por la preocupación. 
— Rodney está en mi casa —le dijo con voz temblorosa. Marcó de inmediato el número de la policía para notificarlo.
— Nos encontraremos allí —le informó el agente—. No entre en su domicilio hasta que lleguemos. 
— No se preocupe, no lo haré.
Tom le cogió las manos.
— Estás temblando.
— ¡No me digas! Resulta que tengo a un psicópata metido en mi casa, olfateando mi lencería e insultándome. ¿Por qué iba a temblar?
Sus ojos de cafeces profundo la tranquilizaron con una mirada protectora. Le apretó las manos suavemente.
— Sabes que no voy a permitir que te haga daño.
— Te lo agradezco mucho, Tom. Pero este hombre está…
— Muerto si se acerca a ti. Sabes que no te abandonaré. 
— Por lo menos no hasta la próxima luna llena.
Tom apartó la mirada y ella asimiló la verdad. 
— No pasa nada —dijo ella con valentía—. Puedo hacerme cargo de esto, de verdad. He estado sola durante años. Ésta no es la primera vez que un cliente me acosa. Y dudo mucho que vaya a ser el último.
Los ojos de Tom lanzaron llamaradas cafeces cuando la miró.
— ¿Cuántos de tus pacientes te han acosado?
— No es tu problema, sino el mío.
Tom siguió mirándola como si estuviese a punto de estrangularla.

CAPITULO # 73

Llegaron a casa al mismo tiempo que la policía.
El joven y musculoso agente miró con suspicacia a Tom.
— ¿Quién es?
— Un amigo —le contestó ______.
El policía alargó la mano hacia ella.
— De acuerdo, déme las llaves y déjenos echar un vistazo. El agente Reynolds se quedará con ustedes aquí fuera hasta que lo revisemos todo.
______ le entregó obedientemente el juego de llaves.
Comenzó a mordisquearse las uñas mientras observaba cómo el policía entraba a su hogar. 
Por favor, que Rodney Carmichael esté dentro todavía.
Pero no estaba. El policía salió poco después meneando la cabeza.
— ¡Joder! —exclamó ______ en voz baja.
El agente Reynolds la acompañó hasta la casa y Tom los siguió un poco rezagado.
— Necesitamos que entre y eche un vistazo para ver si falta algo.
— ¿Ha hecho algún estropicio? —preguntó ella.
— Sólo en los dormitorios.
Con el corazón en un puño, ______ entró en su casa y subió las escaleras para ir a su habitación. 
Tom la siguió y observó cómo se mantenía rígida y distante. Tenía el rostro tan pálido que las pecas resultaban mucho más evidentes. Podría matar al tipo que le había hecho esto. Ninguna mujer debería pasar tanto miedo, especialmente en su propio hogar.
Cuando llegaron al piso superior, Tom vio que la puerta de la habitación del final del pasillo estaba entreabierta. ______ corrió hacia allí.
— ¡No! —jadeó.
Se apresuró a seguirla.
Tom comenzó a verlo todo rojo al contemplar el sufrimiento que reflejaba el rostro de ______. Podía sentir su dolor en el corazón como si fuese el suyo propio. 
Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas mientras observaba el desorden. El colchón estaba tirado en el suelo, las sábanas desgarradas, los cajones abiertos y su contenido esparcido, como si Céfiro hubiera pasado por allí en mitad de un arranque de mal humor. 
Tom le colocó las manos sobre los hombros para reconfortarla.
— ¿Cómo ha podido hacerle esto a su habitación? —preguntó ______.
— ¿De quién es esta habitación? —preguntó el agente Reynolds—. Creía que vivía sola.
— Y lo hago. Ésta era la habitación de mis padres. Murieron hace tiempo —miró a uno y otro lado, incrédula. Una cosa era que fuese tras ella, pero ¿por qué había hecho esto?

CAPITULO # 74 (FIN DEL MARATOM)


Contempló la ropa esparcida por el suelo; ropa que le traía a la memoria tantos recuerdos maravillosos… Las camisas que su padre llevaba al trabajo; el jersey favorito de su madre y que ella siempre le pedía prestado; los pendientes que su padre había regalado a su madre en su último aniversario de boda. Todo estaba desparramado por la habitación, como si no tuviese valor alguno.
Pero para ella eran objetos muy valiosos. Era lo único que le quedaba de ellos. El dolor le desgarraba el corazón. 
— ¿Cómo ha podido hacerlo? —preguntó, mientras la rabia se abría paso en su interior.
Tom la atrajo hacia sus brazos y la sostuvo con fuerza.
— No pasa nada, ______ —murmuró sobre su pelo.
Pero sí que pasaba. ______ dudaba poder superar aquello alguna vez. No podía dejar de pensar en las manos de ese animal tocando la ropa de su madre o desgarrando las sábanas. ¡Cómo se había atrevido!
Tom miró al agente de policía.
— No se preocupe —dijo el hombre—, encontraremos al tipo.
— ¿Y después qué? —preguntó Tom.
— Eso tendrá que decidirlo un tribunal.
Tom lo miró de arriba abajo y soltó un gruñido, asqueado. Tribunales. No entendía cómo un tribunal moderno podía permitir que un animal así estuviese suelto. 
— Sé que todo esto es duro —comentó el agente—. Pero necesitamos que compruebe si se ha llevado algo, doctora Alexander.
Ella asintió.
A Tom le sorprendió el coraje que demostró al desprenderse de su abrazo y limpiarse las lágrimas. Comenzó a inspeccionar todo aquel desastre. Él se arrodilló a su lado; quería estar cerca por si lo necesitaba de nuevo.
Después de comprobarlo todo concienzudamente, ______ cruzó los brazos sobre el pecho y lanzó una rápida mirada al agente. 
— No falta nada —le dijo, y salió de la habitación para ir a la suya.
Entró en ella con mucha aprensión. Un rápido vistazo le indicó que su dormitorio había sufrido los mismos daños que el de sus padres. Había registrado meticulosamente tanto la ropa de Tom como la suya. Toda la lencería estaba tirada por el suelo, había desgarrado las sábanas y el colchón estaba ladeado. 
Ojalá Rodney hubiese encontrado la espada de Tom bajo la cama y hubiese cometido el error de tocarla. Eso sí que habría sido una justa recompensa. 
Pero no la había visto. De hecho, el escudo aún seguía apoyado sobre la pared, junto a la cama, donde él lo dejó. 
______ se sentía casi violada al contemplar toda su ropa esparcida por la habitación; como si las manos de Rodney hubiesen tocado su cuerpo. 
En ese momento, vio la puerta del vestidor ligeramente abierta. Estaba muerta de miedo mientras se acercaba para abrirla y mirar en el interior. Entonces se sintió como si el tipo le hubiese arrancado el corazón y lo hubiese aplastado.
— Mis libros —murmuró.
Tom cruzó la habitación para ver lo que ______ estaba mirando. Se quedó sin respiración al llegar junto a ella.
Todos los libros habían sido destrozados.
— Mis libros no —balbució, cayendo de rodillas.
Le temblaba la mano al pasarla sobre las hojas de los libros que su padre había escrito. Eran irremplazables. Jamás podría abrirlos de nuevo y escuchar su voz hablándole desde el pasado. No podría abrir Belleza Negra y oír a su madre mientras se lo leía. 
Todo había desaparecido.
Rodney Carmichael acababa de matar de nuevo a sus padres.




HOLA!! BUENO ... POBRE DE LA RAYA ... ESE PSICOPATA LA DESTROZO LAS HABITACIONES ... YO QUE ELLA LO BUSCO Y LE ROMPO LA NARIZ Y LE REBANO LOS BRAZO ... OK NO .-. MUY PSICOPATA YO TAMBIEN xD ... BUENO ME DESPIDO, SI VEO MAS DE 1 COMENTARIO LES AGREGO EL LUNES ... MAÑANA NO ESTARE .... ADIOS :))

5 comentarios:

  1. O.o Santos Dios!! Como pudo hacerle esoo .. Pobre (tn) .. Yo no se qur jaria en su lugar.. Mas que nada q frdtruya los trcuerdos de tus padres..

    Ojala que con esto Ton se decida en quedarse!!

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    1. Hola jennifer, me gustaría mucho q te pasaras x mi fic, es mi primera fic a ver si te gusta es sobre lobos y es de Bill..

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  2. Diosssss pobrecita, diosss a ese loco habia que matarrrrrlo, espero que Tomy se encargue

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  3. :O Dios mio no me esperaba eso del psicópata ese, es un abusador como va a entrar a la casa de (Tn) a destrozar todas sus cosas y mas las cosas de sus padres q son sagradas.. Ojala Tom la ayude q haga algo x ella q lo encuentre y lo mate para q no la moleste mas, y ps q Tom se de cuenta de q debería quedarse para q este con (Tn) protegiéndola y no la deje sola.. pobre (Tn) espero el próximo cap a ver q pasara y a ver si Tom hace algo x ella..

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  4. Maldito Carmichael!!! es un infeliz desgraciado mil veces maldito :cc no sé por que pero yo no creo que ese tipo sea un psicópata, bueno si pero no solo eso... siento que hay algo más en él .-. ¡sigue por favor esta genial! :D

    bueno me retiro
    cuidate mucho
    Bye ^-^/

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