martes, 15 de abril de 2014

Capitulos del Maratom

CAPITULO # 59
Subió las escaleras penosamente, con el corazón destrozado. Tendría que alejarse de él. Era todo lo que podía hacer. Porque, en el fondo, sabía que cuanto más supiese acerca de Tom, más cariño le cogería. Y si él no tenía intención de quedarse, acabaría muy herida.
Había subido la mitad de la escalera, cuando alguien llamó a la puerta principal. Por un instante, se le levantó el ánimo al pensar que podía ser Tom; hasta que llegó a la puerta y vio la silueta de un hombre bajito esperando en el porche.
Entreabrió la puerta y emitió un jadeo.
Era Rodney Carmichael.
Llevaba un traje marrón oscuro, con una camisa amarilla y corbata roja. Se había peinado hacia atrás el pelo corto y negro, y le dedicaba una radiante sonrisa.
— ¡Hola ______!
— Señor Carmichael —lo saludó glacialmente, aunque el corazón le latía a toda prisa. Había algo definitivamente espeluznante en este tipejo delgado—. ¿Qué está haciendo aquí?
— Pasaba por aquí y me detuve para saludar. Se me ocurrió que pod…
— Tiene que marcharse.
Él frunció el ceño.
— ¿Por qué? Sólo quiero hablar contigo. 
— Porque no atiendo a mis pacientes en casa.
— Vale, pero yo no soy…
— Señor Carmichael —le dijo con brusquedad—. Tiene que marcharse. Si no lo hace, llamaré a la policía.
Sin hacer mucho caso a la ira de ______, asintió con la cabeza, demostrando tener la paciencia de un santo.
— ¡Vaya! Entonces debes estar ocupada. Puedo pasar por aquí más tarde. Yo también tengo mucho que hacer. ¿Vengo luego entonces? Podemos cenar juntos.
Totalmente muda de asombro, ______ lo miró fijamente a los ojos.
— No.
Él sonrió ante la negativa.
— Vamos, ______. No seas así. Sabes que estamos hechos el uno para el otro. Si me dejas…
— ¡Márchese!
— Muy bien; pero volveré. Tenemos mucho de qué hablar —se dio la vuelta y bajó la escaleras del porche.
Con el corazón martilleando en el pecho, ella cerró la puerta y echó el seguro.
— Voy a matarte, Luanne —dijo mientras se dirigía a la cocina. Al pasar por la salita de estar, una sombra en la ventana llamó su atención. 
Era Rodney.
Aterrada, cogió el teléfono y llamó a la policía.
Tardaron casi una hora en llegar. Rodney permaneció en el jardín todo el tiempo, de ventana en ventana, observándola a través de las rendijas de las persianas. Hasta que no vio que el coche de policía subía por el camino de entrada no desapareció por el patio trasero. 
______ tomó una profunda bocanada de aire para calmar sus nervios y abrió la puerta para que pasaran los agentes.
Se quedaron el tiempo suficiente para informarle de que no podían hacer nada para mantener a Rodney alejado de ella. Lo mejor que podía hacer era conseguir una orden de alejamiento, pero puesto que era ella la que debía encargarse del tratamiento de Rodney hasta que Luanne regresara, era algo totalmente inútil. 
— Lo siento —se disculpó el policía en la puerta, mientras los acompañaba—, pero no ha incumplido ninguna ley que nos permita ayudarle a librarse de él. Podría solicitar una orden de detención por allanamiento, pero a menos que tenga antecedentes no servirá de nada. 
El agente, un hombre joven, la miró compasivo.
— Sé que no le va a servir de mucho consuelo, pero podemos intentar patrullar la zona con más frecuencia. Aunque el verano es una época especialmente ajetreada para nosotros. A modo personal, le aconsejo que se marche a casa de un amigo durante un tiempo.
— De acuerdo, muchas gracias —tan pronto como se marcharon, corrió por toda la casa, asegurando puertas y ventanas con los cerrojos y pestillos. 
Intranquila, lanzaba miradas en torno a su propio hogar, esperando ver a Rodney entrar a través de un agujero en la pared, como si se tratara de una cucaracha. 
Si tan sólo supiera realmente si el tipo era o no peligroso… Su informe del hospital psiquiátrico mencionaba un comportamiento desviado y persecutorio hacia mujeres, a las que acosaba pero jamás hería físicamente. Se limitaba a aterrorizar a sus víctimas imponiéndoles su presencia continuamente, por lo cual había sido enviado al hospital para comenzar a tratarlo. 
Como psicóloga, ______ sabía que no había nada especialmente peligroso en Rodney, pero como mujer estaba asustada.
Lo último que quería era acabar como una estadística más.
No, no podía quedarse allí esperando que el tipo regresara y la encontrara sola.
Se apresuró a subir las escaleras para hacer el equipaje.

CAPITULO # 60

Selena observaba cómo Tom se paseaba nervioso, por delante de su puesto, mientras hacía una tirada para un turista. ¡Dios santo!, podría pasarse todo el día observándolo caminar. Ese modo de andar hacía saltar los ojos de las órbitas, y a ella le entraban unos deseos terribles de salir corriendo a casa, agarrar a Bill y hacerle unas cuantas cosas pecaminosas. 
Una y otra vez, las mujeres se acercaban a él, pero Tom no tardaba en quitárselas de en medio. Era ciertamente divertido ver a todas esas chicas pavoneándose a su alrededor mientras él permanecía ajeno a sus estratagemas. Nunca le había parecido posible que un hombre actuara así.
Pero claro, hasta ella podía llegar a aborrecer el chocolate si se daba un atracón.
Y por el modo en que las mujeres respondían a la presencia de Tom, dedujo que él ya había sufrido más de un dolor de tripa causado por un empacho. La verdad es que parecía muy preocupado.
Y Selena se sentía fatal por lo que les había hecho a ambos, a él y a ______. Su idea parecía bastante sencilla en un principio. Si hubiese reflexionado un poco más…
¿Pero cómo iba a saber quién era Tom? Claro, que su nombre podía haber hecho sonar algún timbre en su mente; de todos modos, su especialidad era la Edad de Bronce griega que, hasta para la época de Tom, era la Prehistoria.

CAPITULO # 61

Y tampoco había creído que el tipo del libro fuese realmente humano. Pensaba que era alguna clase de genio o criatura mágica, sin pasado ni sentimientos.
¡Señor!, cuando metía la pata lo hacía hasta el fondo.
Meneando la cabeza, observó cómo Tom rechazaba otra oferta, esta vez procedente de una atractiva pelirroja. El hombre era un verdadero imán de estrógenos.
Acabó la lectura.
Tom esperó unos minutos y se acercó a la mesa.
— Llévame con ______.
No era una petición, no. Estaba segura de que era el mismo tono de voz que empleaba para dirigir a su ejército en mitad de una batalla.
— Dijo que…
— No me importa lo que dijese. Necesito verla.
Selena envolvió la baraja en el pañuelo negro de seda. ¿Qué demonios? Tampoco es que necesitara que su mejor amiga volviera a hablarle. 
— Vas directo a tu funeral.
— Ojalá —dijo en voz tan baja que ella no pudo estar segura de haber escuchado correctamente.
La ayudó a recoger sus trastos para meterlos en el carrito, y llevarlo todo hasta la pequeña caseta que tenía alquilada para guardarlo. 
Sin pérdida de tiempo, llegaron a casa de ______.
Aparcaron en el camino del jardín justo cuando ______ estaba guardando sus maletas.
— ¡Hola, ______! —saludó Selena—. ¿Dónde vas?
Ella miró furiosa a Tom.
— Me marcho por unos días.
— ¿Dónde? —le preguntó su amiga

CAPITULO # 62 (FIN DEL MARATOM)


______ no contestó.
Tom salió del coche y se acercó a ella. Iba a arreglar las cosas, costase lo que costase.
______ arrojó una bolsa al maletero y se alejó de Tom.
Él la cogió por un brazo.
— No has contestado a la pregunta.
Ella se zafó de su mano.
— ¿Y qué vas a hacer, pegarme si no lo hago? —le dijo, mirándolo con los ojos entrecerrados.
Tom se encogió ante el evidente rencor.
— ¿Y te extrañas de que quiera marcharme? —Entonces se dio cuenta. A ______ le estaba costando horrores contener las lágrimas. Tenía los ojos húmedos y brillantes. La culpa lo asaltó—. Lo siento, ______ —murmuró mientras cubría su mejilla con la mano—. No pretendía hacerte daño.
______ observó la batalla que mantenían el arrepentimiento y el deseo en el rostro de Tom. Su caricia era tan tierna y tan suave… Por un instante, estuvo a punto de creer que, en realidad, él se preocupaba por ella.
— Yo también lo siento —susurró—. Ya sé que no tienes la culpa.
Él soltó una brusca y amarga carcajada.
— En realidad, todo lo que sucede es culpa mía. 
— ¡Eh! ¿Me puedo fiar de vosotros? —preguntó Selena. 
Tom miró a ______ con ardiente intensidad, atrapando su mirada y haciéndola temblar.
— ¿Quieres que me vaya? —le preguntó.
No, no quería. Ésa era la base de todo el problema. Que no quería que volviera a abandonarla. Jamás.
______ cogió las manos de Tom entre las suyas y las apartó de su rostro.
— Todo está solucionado, Selena.
— En ese caso, me voy a casa. Nos vemos. 
______ apenas si fue consciente de que su amiga ponía en marcha el coche y se alejaba. Toda su atención estaba puesta en Tom.
— ¿Ahora me vas a decir dónde vas? —le preguntó. 
Por primera vez, desde que la policía se marchó, ______ sintió que podía respirar. Con la presencia de Tom, el miedo se desvaneció como la niebla bajo el sol.
Se sentía segura.
— ¿Recuerdas lo que te conté sobre Rodney Carmichael? 
Él asintió.



HOLA!!! CHICAS DISCULPEN SI LOS CAPITULOS ESTAN MUY CORTOS PERO ASI ESTAN EN LA PAGINA DONDE SACO LA HISTORIA ... LO SE ... YO TAMBIEN ME QUEDE CON CARA DE :O ... PERO BUENO, MAÑANA LES AGREGO SI VEO MAS DE 1 ... BUENO QUE ESTEN BIEN, HASTA PRONTO :))

2 comentarios:

  1. Ay quiero ese Romald!!
    Ahora si esta a salvoo con Tom!!
    Ojala que edte teacciome bien y np agatre a golpes a Ronald..

    Subee me encantan las fics.. ¿ Virgi cuando subirás en amor prohibidoo??

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  2. ö oh por los dioses... ¡que bueno que volvió Tom!
    ahora si se sentirá protegida :33
    esta genial espero el próximo maratón

    cuídate mucho
    bye \^-^/

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